Se calcula que una tercera parte de la población mundial tiene infección tuberculosa latente
En España, según el registro de Enfermedades de Declaración Obligatoria publicados recientemente por el Centro Nacional de Epidemiologia del Instituto de Salud Carlos III, en 2015 se notificaron un total de 4.604 casos de tuberculosis. Esto representa un descenso del 4,27% respeto a 2014, cuando se declararon 4.809 casos. “A pesar del descenso que constatan las cifras oficiales, no podemos bajar la guardia ante una patología que es prevenible y curable”, explica el Dr. Francisco Javier García Pérez, coordinador del Área de Tuberculosis y Enfermedades Infecciosas de SEPAR. “Seguimos teniendo una tasa de incidencia sensiblemente superior a los países de nuestro entorno”, afirma el Dr. García Pérez
Del total de 4.604 casos diagnosticados en 2015, 3.510 corresponden a tuberculosis respiratorias, 52 a meningitis tuberculosa y 1.042 a otros tipos de tuberculosis. El descenso anual de casos declarados de tuberculosis respiratorias se ha producido en todas las regiones del país. Aun así, la incidencia en Ceuta, con una tasa de casos por cada 100.000 habitantes del 20,12, Melilla (18,86) y Galicia (16,03), es muy superior a la media española del 7,56. Extremadura en cambio repite como la comunidad española con la tasa más baja (1,19), seguida por Castilla La Mancha (5,01) y Canarias (5,46). En el total de casos registrados, Cataluña con 612, Andalucía (529) y Madrid (471) se llevan la peor parte. “El elevado número de pacientes de esta enfermedad respiratoria todavía representa un problema de salud pública importante”, explica el Dr. García Pérez “y sin el tratamiento adecuado la tuberculosis presenta una tasa de mortalidad relevante. Es por ello que resulta clave el diagnóstico precoz junto con el tratamiento adecuado para ayudar a cortar su transmisión. La Estrategia Nacional de Prevención y Control de la Tuberculosis es una reivindicación de los neumólogos y de todos los profesionales de la salud respiratoria con el objetivo de reducir al mínimo la incidencia de esta enfermedad en España”.
En el Día Mundial de la Tuberculosis, que se celebra el próximo 24 de marzo bajo el lema “Unidos para poner fin a la Tuberculosis”, SEPAR se une al llamamiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para poner fin a esta enfermedad. La OMS estima que en 2015, a nivel mundial, 10,4 millones de personas enfermaron de tuberculosis y que 1,8 millones murieron por esta enfermedad. El 60% de nuevos casos de tuberculosis se concentró en sólo seis países: India, Indonesia, China, Nigeria, Pakistán y Sudáfrica, por orden decreciente de número de casos. Más del 95% de los casos y de las muertes se dan en países en vías de desarrollo. A pesar de esta importante incidencia los datos recogidos los últimos años demuestran un continuo descenso. Eso sí, la disminución de la incidencia entre 2014 y 2015 se mantuvo en tan solo un 1,5%, y es necesario aumentarlo al 4-5% anual hasta 2020 si se quieren alcanzar los primeros hitos de la “Estrategia Fin a la Tuberculosis” de la OMS.
La tuberculosis
La tuberculosis está causada por Mycobacterium tuberculosis que destruye el tejido pulmonar. La infección se transmite de persona a persona a través del aire cuando un enfermo bacilífero de tuberculosis pulmonar tose, estornuda o escupe. Se calcula que una tercera parte de la población mundial tiene infección tuberculosa latente, es decir, personas infectadas por el bacilo pero que aún no han enfermado (pueden no hacerlo nunca) ni pueden transmitir la infección. Estas personas tienen un riesgo del 10% de desarrollar la enfermedad a lo largo de su vida. El riesgo de infección es mayor para personas con el sistema inmunitario dañado, en pacientes que sufren VIH, desnutrición, diabetes o consumidores de tabaco.
Los síntomas más comunes de la tuberculosis respiratoria son tos y expectoración (a veces con sangre en el esputo), dolores torácicos, debilidad, pérdida de peso, fiebre y sudores nocturnos. Estos síntomas pueden ser leves durante meses y esto puede hacer que las personas afectadas tarden en acudir al médico. Una persona con tuberculosis activa puede infectar a lo largo de un año entre 10 y 15 personas por contacto directo. En este sentido es imprescindible el correcto diagnóstico y la administración del tratamiento adecuado.
La tuberculosis es una enfermedad que se puede tratar y que tiene cura. La OMS calcula que entre 2000 y 2015 se salvaron 49 millones de vidas gracias al diagnóstico y a un correcto tratamiento. La forma activa sensible a los antibióticos se trata con una combinación estándar de cuatro medicamentos que se administra durante seis meses. El tratamiento debe ir acompañado de las pertinentes tareas de información, supervisión y atención del paciente a cargo de un agente sanitario. Sin ese apoyo, el cumplimiento terapéutico puede ser difícil lo que propiciaría la propagación de la enfermedad. Además, la interrupción prematura del tratamiento o su desigual seguimiento puede hacer derivar la enfermedad en una tuberculosis resistente.
La tuberculosis multirresistente también puede surgir debido a una mala utilización de los medicamentos antituberculosos por culpa de una prescripción incorrecta. Asimismo puede influir el hecho que estos medicamentos llevan décadas utilizándose ya que se ha comprobado la existencia de cepas del bacilo que presentan resistencia a, al menos, un medicamento antituberculoso. La forma multirresistente se puede tratar y curar con medicamentos de segunda línea, aunque en este caso las opciones de tratamiento son más complejas y requieren quimioterapia de larga duración.