La saturación en la atención primaria, hospitalaria y las UCI por causa de la covid-19, ha provocado muchas historias que van saliendo y ponen los pelos de punta. Provocando una gran tristeza, rabia, impotencia ante la mala situación que en muchas ocasiones sufren los centros de salud. Sonia Sainz-Maza, tras tres meses siendo atendida telefónicamente por su médico de cabecera, falleció el 13 de agosto con 48 años a causa de un cáncer de colon.

Su hermana, Lydia Sainz-Maza Zorrilla, lo ha denunciado en una columna de opinión en El Correo de Burgos, que se ha hecho viral en redes sociales y está llegando a todos los rincones de España, ha explicado que cuando a su hermana el médico le dio una cita ya era demasiado tarde. "Su médico pudo verla en unas cuantas ocasiones, por distintos motivos, pero no consideró oportuno explorarla: nunca la tocó, nunca le mandó tumbarse en la camilla", ha explicado, pese a que durante todo el tiempo Sonia contactó continuamente con su médico de cabecera transmitiéndolo fuertes dolores en la pierna y una bajada de peso en poco tiempo.

Vecina de Espinosa de los Monteros (Burgos), Sonia llamó la primera vez, a su médico de cabecera a mediados de abril, en medio de la primera oleada por la covid-19, en la que alertaba a su facultativo que había comenzado a sufrir graves dolores en la ingle y una pérdida de peso repentina. La medicación que le recetó, sin embargo, no le sentó bien y comenzó a tener problemas para realizar ciertos ejercicios físicos. En junio, con el inicio del desconfinamiento, consiguió una cita con un médico especialista en el Hospital Universitario de Burgos, donde le dieron cita con un rehabilitador para marzo del 2021. El diagnóstico en todo momento fue el de su médico de cabecera por teléfono: lumbociatalgia.

Los dolores de Sonia iban aumentando y siempre se remitían al primer diagnóstico de su médico de cabecera. Se la realizó la primera analitica tras mucha insistencia en junio, al recibir los resultados precisa una transfusión urgente y acudir a urgencias del hospital, en el que falleció el 13 de agosto por una metástasis debido a un cáncer de colon.

La hermana de la fallecida, Lydia, instiste en que siguen existiendo otros enfermos que necesitan atención médica presencial, porque "por teléfono no se puede apreciar el deterioro de las personas ni su sufrimiento y por teléfono no se puede hacer un diagnóstico certero".

Se ha comprobado tras su muerte que muchos de los síntomas que Sonia denunciaba de forma constante a su médico no están reflejadas en su historial médico, y aunque Sonia se encontraba con ganas de comenzar el tratamiento del cáncer, su cuerpo no aguantó. "Mi hermana se moría al otro lado del teléfono y Sanidad nunca le tendió la ayuda que necesitaba", denuncia a través de esta columna, donde ha querido señalar que "si no nos atienden vamos a morir de ellas".