El cerebro, considerado uno de los sistemas más complejos que existen, destaca por su asombrosa diversidad celular y su capacidad para establecer, fortalecer y modificar conexiones neuronales a lo largo de la vida. Este fenómeno se conoce como neuroplasticidad.
El Dr. Raffaele Cacciaglia, experto en Neurociencias e investigador en el Barcelona?eta Research Center (BBRC), ofrece una esclarecedora visión sobre este intrigante proceso. Sus investigaciones se centran en la conectividad cerebral estructural y funcional, así como en su relación con los biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer. Además, es docente en el Grupo de Investigación en Neurociencia Cognitiva (BrainLab) de la Universidad de Barcelona.
La neuroplasticidad: una propiedad fundamental del cerebro
A finales del siglo XIX, los primeros estudios neuroanatómicos comenzaron a revelar que el cerebro está compuesto por diversas áreas con propiedades estructurales diferenciadas, asociadas a funciones específicas. Una característica común a todas estas regiones es la neuroplasticidad, definida como la capacidad del sistema nervioso para modificar su actividad ante estímulos internos o externos mediante la reorganización de su estructura, funciones o conexiones sinápticas.
Para comprender completamente la neuroplasticidad, es esencial entender qué son las sinapsis, puntos clave en la conectividad cerebral:
- Puntos de contacto funcional entre neuronas, donde se transmite información a través de señales bioquímicas.
- No son estáticas: las neuronas generan, refuerzan o eliminan sinapsis continuamente según la experiencia y actividad.
- Cada sinapsis implica un tipo específico de comunicación química, mediada por neurotransmisores que permiten la transmisión del impulso nervioso.
- Pueden ser excitatorias, facilitando la activación de otras neuronas, o inhibitorias, suprimiendo dicha transmisión.
Dichas sinapsis pueden formarse y desaparecer rápidamente (plasticidad sináptica a corto plazo) o consolidarse a largo plazo, resultando en cambios estructurales dentro de las redes neuronales.
Diversas manifestaciones de la neuroplasticidad
La plasticidad del cerebro se sustenta en varios mecanismos neurobiológicos. A continuación, se presentan algunos ejemplos destacados.
Potenciación a largo plazo: base biológica del aprendizaje
La neuroplasticidad sostiene prácticamente todas las funciones cognitivas, especialmente el aprendizaje. Para adquirir y consolidar nuevas habilidades, es necesario un remodelado sináptico, es decir, un cambio en las conexiones neuronales.
A nivel celular, uno de los fenómenos más estudiados es la potenciación a largo plazo (Long-Term Potentiation, LTP). Este proceso fortalece la comunicación entre dos neuronas tras una estimulación repetida o intensa, haciendo que esta conexión sea más eficiente para futuras transmisiones del impulso nervioso.
Sucede principalmente en el hipocampo, crucial para el aprendizaje y memoria, aunque también ocurre en otras áreas cerebrales. La LTP es considerada uno de los mecanismos celulares fundamentales que explican cómo el cerebro almacena información, aprende nuevas habilidades y forma recuerdos.
Nuevas neuronas: La neurogénesis
La neurogénesis, otro aspecto relevante de la neuroplasticidad, implica la generación de nuevas neuronas a partir de células madre neurales. Este proceso contribuye significativamente al aprendizaje y adaptación a nuevas experiencias. Aunque más evidente durante el desarrollo embrionario, también persiste —aunque en menor medida— durante toda la vida en ciertas regiones cerebrales.
Evidencias desde la neuroimagen
Diversas técnicas de neuroimagen han documentado la neuroplasticidad en humanos. Por ejemplo:
- Técnicas con resonancia magnética estructural (MRI): cambios en el volumen de materia gris tras aprender nuevas habilidades como tocar un instrumento musical o aprender un idioma.
- Técnicas con resonancia magnética funcional (fMRI): cambios observados tras entrenamientos cognitivos o meditación.
- Técnicas como estimulación magnética transcraneal (TMS): identifican modificaciones en excitabilidad cortical relacionadas con aprendizajes motores.
Técnicas como el electroencefalograma (EEG) han mostrado que el entrenamiento cognitivo puede inducir cambios en la sincronización neuronal, reflejando una reorganización funcional dentro de las redes cerebrales. Estas evidencias confirman que el cerebro humano adulto mantiene una notable capacidad adaptativa tanto estructural como funcional.
Poda sináptica: Un proceso esencial del desarrollo neural
Ciertamente uno de los eventos más significativos del neurodesarrollo es la poda sináptica. Este proceso consiste en eliminar selectivamente conexiones sinápticas no útiles para el cerebro durante su desarrollo. Al nacer, los humanos poseen un número extraordinario de sinapsis que disminuirán con el tiempo; esta “superproducción” inicial permite al cerebro adaptarse y refinarse según experiencias tempranas.
A lo largo de la infancia y adolescencia, se produce una intensa reorganización cerebral donde se refuerzan las sinapsis utilizadas frecuentemente y se eliminan aquellas menos activas. Este mecanismo optimiza redes neuronales mejorando así el procesamiento cerebral. La poda sigue un principio funcional: permanecen las conexiones más útiles para las necesidades cognitivas y emocionales del individuo dentro de su contexto vital.
Música y neuroplasticidad: Un vínculo poderoso
Tocar un instrumento musical representa uno de los paradigmas más complejos para estudiar cómo funciona la neuroplasticidad humana.
Tocar música integra múltiples funciones: coordinación motora fina, discriminación auditiva precisa, lectura simbólica y regulación emocional. Por ello, los músicos presentan reorganizaciones funcionales medibles mediante técnicas avanzadas de neuroimagen. Además, no solo practicar música activa induce cambios; también escucharla prolongadamente puede provocar adaptaciones funcionales relacionadas con percepción y memoria.
Los efectos musicales son numerosos; entre ellos destaca su contribución a fomentar procesos adaptativos incluso ante situaciones adversas como el dolor crónico.
Cuidado con las adaptaciones maladaptativas
A pesar de ser una capacidad esencial del cerebro humano,No toda forma de plasticidad resulta beneficiosa.
Bajo condiciones adversas como estrés crónico o trauma pueden surgir cambios disfuncionales conocidos como "plasticidad maladaptativa". Un caso emblemático es el trastorno por estrés postraumático (TEPT).
Diversos estudios indican que experiencias traumáticas repetidas generan alteraciones estructurales persistentes en algunas personas; por ejemplo,aumento reactivo en amígdala junto a reducción hipocampal;</b esto propicia consolidaciones excesivas sobre recuerdos traumáticos dificultando su manejo emocional.
No todos quienes enfrentan traumas desarrollan estas alteraciones; existen variaciones individuales respecto a cómo responde cada cerebro al sufrimiento.
Nutramos nuestro cerebro adecuadamente
Sorprendentemente,Nuestra mente no distingue entre experiencias “buenas” o “malas”. Simplemente consolida aquello que recibe frecuentemente.
A medida que fortalecemos habilidades positivas —memoria o empatía— también podemos afianzar hábitos poco saludables si no tenemos cuidado.
Esto cobra relevancia hoy cuando muchos jóvenes pasan largas horas frente a pantallas digitales; estudios sugieren que este uso excesivo afecta negativamente atención sostenida y regulación emocional.
En conclusión,Nuestro cerebro está siempre cambiando;</b tenemos responsabilidad sobre cómo lo hacemos evolucionar hacia formas enriquecedoras que promuevan bienestar integral.
Referencias
- Reid Chassiakos YL et al., 2016: Children and Adolescents and Digital Media. Pediatrics 138.
- Hoenig K et al., 2011: Neuroplasticity of semantic representations for musical instruments in professional musicians. Neuroimage 56:1714-1725.
- Olszewska AM et al., 2021: How Musical Training Shapes the Adult Brain: Predispositions and Neuroplasticity. Front Neurosci 15:630829.
- Munte TF et al., 2002: The musician’s brain as a model of neuroplasticity. Nat Rev Neurosci 3:473-478.
- Alexandra Kredlow M et al., 2022: Prefrontal cortex and threat processing implications for PTSD. Neuropsychopharmacology 47:247-259.
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- Hermans EJ et al., 2025: Building Resilience: The Stress Response as a Driving Force for Neuroplasticity and Adaptation Biol Psychiatry 97:330-338.
Preguntas sobre la noticia
¿Qué es la neuroplasticidad?
La neuroplasticidad es la capacidad del sistema nervioso para modificar su actividad en respuesta a estímulos internos o externos, mediante la reorganización de su estructura, funciones o conexiones sinápticas.
¿Cómo se expresa la neuroplasticidad?
La neuroplasticidad se expresa de distintas formas, incluyendo la potenciación a largo plazo, la neurogénesis y la poda sináptica. Estos procesos permiten al cerebro adaptarse y aprender a lo largo de la vida.
¿Qué es la potenciación a largo plazo?
La potenciación a largo plazo (LTP) es un fenómeno neurobiológico donde la comunicación entre dos neuronas se fortalece de forma duradera tras una estimulación repetida o intensa, facilitando así el aprendizaje y la memoria.
¿Qué es la poda sináptica?
La poda sináptica es el proceso de eliminación selectiva de conexiones sinápticas que no son funcionalmente útiles. Este proceso permite optimizar las redes neuronales y mejorar la eficiencia del procesamiento cerebral.
¿Cómo influye la música en la neuroplasticidad?
El entrenamiento musical puede inducir adaptaciones funcionales en redes cerebrales relacionadas con diversas habilidades cognitivas. La práctica musical activa y la escucha prolongada pueden contribuir a cambios estructurales en el cerebro.
¿Puede ser maladaptativa la neuroplasticidad?
Sí, aunque generalmente se considera beneficiosa, en ciertas condiciones como el estrés crónico o trauma, los cambios neuroplásticos pueden llevar a adaptaciones disfuncionales, como ocurre en el trastorno de estrés postraumático (TEPT).
¿Qué papel juega el entorno en la neuroplasticidad?
El entorno tiene un papel crucial en cómo se manifiesta la neuroplasticidad, ya que el cerebro consolida lo que recibe con mayor frecuencia y relevancia. Esto implica que tanto experiencias positivas como negativas pueden moldear nuestras estructuras cerebrales.