Un estudio de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y la Universidad Erasmus de Rotterdam (Países Bajos) demostró que aquellas personas adictas al trabajo que le dedican muchas horas no consiguen mejores rendimientos. Y al contrario, los que viven apasionados con su empleo, pero no llegan a obsesionarse con él obtienen resultados más positivos.
Así se desprende de los resultados de un estudio publicado en "Journal of Managerial Psychology", y reproducido por El País, en el que han participado 180 empresarios españoles, que muestra que la adicción al trabajo no solo no repercute positivamente en los resultados de la empresa sino que los empeora.
"Puede producir conflicto en la relación familia-trabajo, problemas en las relaciones de pareja, empeorar la salud y el bienestar e incrementar los errores laborales", reconoció Juan Antonio Moriano, investigador del departamento de Psicología Social y de las Organizaciones de la UNED y uno de los autores del trabajo.
Los investigadores diferenciaron entre dos tipos de perfiles: los adictos al trabajo y los involucrados. La principal diferencia entre ambos es que los empleados que se involucran son aquellos que trabajan con pasión, pero no se obsesionan, y consiguen desconectar y extraer emociones positivas de su empleo. Los adictos, al contrario, nunca están satisfechos con ningún resultado, no pueden dejar de pensar en el entorno laboral (incluso en su tiempo libre), dedican más horas de las debidas a su negocio y no sienten emociones positivas con el trabajo hecho.
De este modo, vieron que la adicción al trabajo, a diferencia del compromiso laboral, produce emociones negativas. "Estas emociones, a su vez, afectan negativamente al crecimiento del negocio y al éxito del mismo", ha destacado Moriano.
En este sentido, sacrificar aspectos de la vida por la empresa produce sentimientos de culpa, ansiedad y malestar en el empresario, lo que repercute negativamente en el rendimiento del negocio.
En el caso de la implicación con el trabajo ocurre justo lo contrario, puesto que se producen emociones positivas, lo que conduce a resultados favorables para el emprendedor y su empresa.
"Esta es una lección que los emprendedores deberían aprender antes de desarrollar una adicción al trabajo, que puede tener consecuencias nefastas para ellos, sus negocios y también para sus familias", aconseja el experto.