Salud

Día Internacional de Acción contra la Migraña

Elsa Bernaldo de Quirós | Sábado 12 de septiembre de 2015
El 41% de los pacientes con migraña crónica no puede comer lo que le gustaría a causa de la enfermedad

  • Los pacientes con migraña crónica, más de un millón en toda España, sufren cefaleas 15 días o más al mes y al menos 8 días son migraña
  • Los especialistas abogan por la creación de programas educativos dirigidos a niños y adolescentes que ya presenten síntomas de migraña con el objetivo de reducir las visitas al médico

El 41% de los pacientes con migraña crónica confiesa que no puede comer lo que le gustaría debido a la enfermedad. Del mismo modo, la migraña tensa en ocasiones las relaciones con los amigos por la discapacidad y los síntomas que ésta puede llegar a causar. Estos son algunos de los datos extraídos de un estudio realizado por Allergan en varios países europeos, entre ellos España, y presentados con motivo del Día Internacional de Acción contra la Migraña que se celebra el 12 de septiembre. Asimismo, Allergan lanza un vídeo en YouTube con la finalidad de concienciar a estas personas de la necesidad de acudir al neurólogo para controlar la enfermedad.

La migraña crónica, que en España afecta a más de un millón de personas1, tiene un alto impacto en la calidad de vida, ya que los afectados padecen cefaleas durante 15 días o más al mes, de los que al menos 8 días son con migraña. “Muchos pacientes ven limitada desde su alimentación a su estilo de
vida, ya que necesitan tomar precauciones para evitar la aparición de una crisis. No hay un alimento que se pueda prohibir de manera global a todos los pacientes, pero sí que es verdad que es fundamental seguir unas rutinas alimentarias: comer siempre a la misma hora, de manera relajada, sin excesos, etc.”, asegura la Dra. Patricia Pozo Rosich, neuróloga responsable de la Unidad de Cefalea del Hospital Universitario Vall d’Hebron (Barcelona) y coordinadora del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Asimismo, la migraña crónica puede ocasionar también dolor crónico, ansiedad e incluso depresión, lo que provoca una disminución de la productividad personal y laboral2. Por ello, según la Dra. Pozo, la visita al neurólogo es imprescindible. “Él es quien proporcionará el tratamiento más adecuado y tendrá que hacer un seguimiento exhaustivo de los factores de riesgo que pueden perpetuar el estado de migraña crónica, como el uso excesivo de analgésicos, la ansiedad o el sobrepeso”, explica. “De aquí que la formación de los neurólogos sea tan importante, tenemos que estar al día en innovación y tecnología, y estar pendientes de los estudios que se van publicando de genética, neuroimagen y epidemiología”, añade.

En esta dirección, y con el objetivo de reducir el gasto sanitario al mismo tiempo, la Dra. Pozo apuesta por la creación de programas educativos para niños y adolescentes que ya presentan síntomas de migraña durante la infancia. “Todas las iniciativas están dirigidas a los adultos, cuando si se unieran las áreas de educación y sanidad se mejoraría mucho la calidad de vida de estos pacientes menores y se reduciría tanto el dolor como las visitas al médico”, asevera.

El abordaje de la migraña crónica requiere un tratamiento preventivo eficaz y personalizado, por ello, según la Dra. Pozo, la toxina botulínica tipo A juega un papel muy importante en esta enfermedad.

“Después de 12 meses en tratamiento con toxina botulínica tipo A, cerca del 70% de los pacientes experimenta una reducción del ≥50% en número de días que sufren migraña. Asimismo, el uso de esta toxina reduce significativamente los días con cefalea moderada a severa y mejora la calidad de vida”, afirma esta especialista.

“Los neurólogos disponemos ahora de una alternativa más para tratar una enfermedad altamente incapacitante para la que hasta el momento no teníamos casi opciones: la toxina botulínica tipo A es un tratamiento preventivo sin efectos secundarios depresores sobre el sistema nervioso central, no tiene efectos secundarios sistémicos, reduce de forma muy relevante la frecuencia y la severidad de las crisis, y evita que el paciente tenga que consumir muchos analgésicos”, asegura la Dra. Pozo.

En este campo también se han producido muchos avances en los últimos años. “Ahora sabemos que es sumamente importante inyectar toxina en un mínimo de 31 puntos de la cabeza y el cuello, con una técnica que sigue la distribución de los nervios pericraneales y que sólo sabremos si el paciente es respondedor si le administramos toxina en al menos dos ocasiones”, concluye la Dra. Pozo. En el futuro, prevé, la toxina botulínica se convertirá en un tratamiento de rutina para el paciente con migraña crónica que acuda a cualquier servicio de neurología.


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