Mañana, 24 de mayo, se conmemora el Día Nacional de la Epilepsia, una enfermedad crónica del sistema nervioso que se caracteriza por alteraciones leves del estado de conciencia, movimientos involuntarios, sensaciones, pensamientos o emociones anormales, perdidas de conciencia completa o convulsiones generalizadas y que puede afectar a cualquier persona, indistintamente del sexo, la edad o la raza. Según el reciente estudio EPIBERIA, realizado por la Sociedad Española de Neurología (SEN) sobre la prevalencia de la epilepsia en España, unas 578.000 personas en España sufrirán la enfermedad a lo largo de su vida y 225.000 personas han padecido crisis epilépticas en los últimos 5 años. Cada año se detectan entre 12.400 y 22.000 nuevos casos.
La epilepsia es una enfermedad que puede tener un diagnóstico difícil y que puede retrasarse en el tiempo dependiendo de la evolución de la enfermedad. Hasta el 25% de las crisis pasan inadvertidas a los pacientes y familiares y, se cree que hasta en el 20% de los pacientes con crisis incontroladas existen errores diagnósticos. El retraso en el diagnóstico de la epilepsia puede alcanzar los 10 años.
"El espectro clínico de la epilepsia es muy amplio y existen muchos tipos de crisis epilépticas, dependiendo de dónde comience la descarga epiléptica. Generalmente nos imaginamos a un paciente con pérdida de conocimiento y convulsiones, pero existen otras crisis que no son tan evidentes, donde el paciente simplemente desconecta o siente hormigueos en alguna parte del cuerpo. Es precisamente en estos casos cuando se producen retrasos en el diagnóstico y cuando existe una falsa percepción de levedad que puede tener graves repercusiones. Por eso, ante cualquier duda sobre alguno de estos episodios se debe consultar con un médico", explica el Dr. Juan Mercadé Cerdá, Coordinador del Grupo de Estudio de Epilepsia de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
La epilepsia es la segunda causa de consulta ambulatoria neurológica después de las cefaleas, la segunda causa de atención neurológica en urgencias después del ictus y la tercera causa neurológica de hospitalización, tanto por las crisis epilépticas como por los accidentes derivados de éstas.
"La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas más comunes y, sin embargo, todavía sigue siendo una de las más mitificadas. Es fundamental saber identificar una crisis epiléptica y lo que hay que hacer ante ella, ya que una mala actuación podría perjudicar al paciente", señala el Dr. Juan Mercadé. "Así pues es importante recordar que una crisis epiléptica por lo general no es peligrosa, por lo que si alguien de nuestro alrededor sufre una crisis debemos mantener la calma eliminando los objetos cercanos que pueda dañarle, que nunca debemos introducir ningún objeto en la boca y que tras la crisis, debemos dejar al paciente descansar. Solo es necesario acudir a urgencias si la crisis se prolonga más de cinco minutos, si el paciente tiene crisis repetitivas o si ha sufrido alguna lesión importante durante las mismas".
Aunque la epilepsia no tenga cura, existen tratamientos muy eficaces para disminuir o incluso detener las crisis. "Actualmente el 75% de los pacientes con epilepsia son capaces de controlar sus crisis con la medicación que existe en la actualidad, pero existe aún un porcentaje bastante alto de personas con epilepsia fármacorresistente, que no responden bien a estos y pueden precisar de otras terapias, como la cirugía o procedimientos paliativos", comenta el Dr. Juan Mercadé. La cirugía es la principal alternativa cuando fallan los fármacos y puede llegar a lograr una curación en casos bien seleccionados. Aunque no todos los pacientes farmacorresistentes son candidatos a la cirugía. Actualmente en España se realizan ya unas 200 intervenciones anuales y entre el 55-85% de los pacientes consiguen buenos resultados.
Con un control adecuado de la enfermedad, y a pesar de que puede generar algunas limitaciones, por lo general los pacientes pueden llevar una vida plena y activa. En todo caso no hay que olvidar que la epilepsia, y sobre todo en el caso de los pacientes farmacorresistentes, tiene una importante repercusión socio-sanitaria: el coste medio anual de los recursos utilizados por un paciente farmacorresistente en España se acerca a los 7.000€ y el número de pacientes con discapacidad por epilepsia en edad activa es superior a las 26.000 personas.