Felix Prieto | Jueves 15 de diciembre de 2016
Es el único país del mundo donde podrá practicarse esta técnica
Aprobado el procedimiento de fecundación in vitro que permite utilizar ADN de tres padres y comúnmente conocido como "embriones de tres padres". Se convierte así en el único país del mundo donde podrá practicarse esta técnica, aunque según publicó la revista New Sciencist ya nació un bebé de esta forma en México hace ocho meses.
A pesar de que el parlamento británico ya había dado luz verde a esta regulación -con 382 votos a favor y 182 en contra- en febrero de 2015, faltaba la autorización de la Autoridad de Fertilización y Embriología para que la aprobación fuera efectiva. La HFEA, que ha despejado con su permiso el último obstáculo para permitir la técnica, lo califica como una "primicia mundial" y un momento "histórico" según confirma su presidenta, Sally Chesire.
A pesar de que el método hable de "tres padres", lo cierto es que el ADN de la donante que se añade no es sino para paliar posibles enfermedades hereditarias.
En concreto, el procedimiento sirve para ayudar a las mujeres que portan mutaciones en el ADN de su mitocondria, la parte de la célula encargada de proporcionar energía. Uno de cada 10.000 niños padecen enfermedades mitocondriales, trastornos muy graves que pueden afectar al cerebro, el corazón o los músculos y suelen conducir a una muerte temprana. Para evitar la transmisión de los 'errores' presentes en la mitocondria, el procedimiento recién autorizado implanta el núcleo de un óvulo de una madre con ADN defectuoso en las mitocondrias en otro óvulo sano donado por una segunda mujer y posteriormente fecundado por el padre. De este modo, la información genética clave pasa al recién nacido pero se evita la transmisión de las mutaciones dañinas presentes en las 'pilas' de la célula. El bebé tendrá así 23 pares de cromosomas heredados de sus padres, pero mitocondrias de otra donante sana.
Los científicos estadounidenses que participaron en la concepción de ese primer bebé lo hicieron para asegurarse de que el niño naciese sin una enfermedad genética de su madre. La mujer, de origen jordano, había perdido a sus dos primeros hijos por culpa de una enfermedad rara, el síndrome de Leigh, que afecta al sistema nervioso en desarrollo.
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