La neumonía adquirida en la comunidad (NAC) continúa siendo una importante causa de morbilidad y mortalidad a nivel mundial. La incidencia anual de la NAC oscila de 2 a 8 casos por cada 1.000 adultos y conlleva elevados costes sanitarios. En Estados Unidos, junto con la gripe fue la séptima causa de mortalidad en 2008. Más de 15.000 personas mueren de neumonía al año en España y, además, esta enfermedad es la responsable de 90.000 hospitalizaciones. A lo largo de las últimas décadas, las estrategias de inicio y cambio temprano a la terapia oral han sido ampliamente estudiadas. Sin embargo, la duración óptima de la terapia antimicrobiana no está claramente definida. En este sentido, recientemente se han publicado los resultados de la investigación “Duration of antibiotic treatment in Community-Acquired Pneumonia. A Multicenter Randomized Clinical Trial” en la revista científica JAMA. Este estudio ha sido financiado por el Departamento de Sanidad y Consumo del Gobierno de País Vasco, por el Ministerio de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad y por SERPA.
“La reducción de la duración de los tratamientos todavía es un reto en la práctica clínica actual. Muchos de los facultativos tienen un falso sentimiento de seguridad con la prescripción de tratamientos más largos”, explica la Dra. Ane Uranga, neumóloga, miembro de SEPAR y primera firmante de este estudio. “Los resultados indican, en términos de éxito clínico, que la supresión del tratamiento con antibióticos en base a criterios de estabilidad clínica después de un mínimo de 5 días de tratamiento apropiado no registra resultados inferiores a los obtenidos en los programas de tratamiento tradicionales”, añade la neumóloga.
En 2007, la Infectious Diseases Society of America (IDSA) y la American Throracic Society (ATS) desarrollaron unas normas para establecer la duración del tratamiento antibiótico basado en los criterios de estabilidad clínica. Estas directrices sugerían basar el tratamiento antibiótico en criterios de estabilidad clínica con un mínimo de 5 días de tratamiento y se recomendó una duración más prolongada si la terapia inicial no era activa contra el patógeno identificado o si la afección del paciente era complicada por una infección extrapulmonar.
Con el objetivo de validar dichas directrices se desarrolló este ensayo clínico multicéntrico y aleatorizado para evaluar si la duración del tratamiento con antibióticos basada en los criterios establecidos por la IDSA y la ATS era igual de efectiva que el tratamiento convencional. “Los resultados de la investigación demuestran que establecer la duración del tratamiento antibiótico en base a los criterios de estabilidad clínica es una medida que puede ser implementada de forma segura en pacientes ingresados por neumonía adquirida en la comunidad, conduciendo a una reducción significativa de la duración del tratamiento y aportando los beneficios de una pauta corta de tratamiento antibiótico”, asegura el Dr. Alberto Capelastegui, vicepresidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y también investigador de este estudio.
Este ensayo clínico aleatorizado incluyó a 312 pacientes. La tasa de éxito clínico en el día 10 fue de 50,4% en los controles y 59,7% en el grupo de intervención. Al día 30 esta fue de 92,6% en los controles y 94,4% en el grupo de intervención, es decir, no se registraron diferencias significativas. Las puntuaciones del cuestionario de síntomas de NAC a los días 5 y 10 también fueron similares entre ambos grupos.
Los tratamientos acortados tienen numerosas ventajas. En primer lugar, se asocian a tasas más bajas de resistencia antimicrobiana entre los patógenos respiratorios. Asimismo, reducir la duración de los tratamientos contribuye a una gestión más eficiente de los recursos y los costes sanitarios. “Cabe destacar que alargar los tratamientos innecesariamente puede facilitar la aparición de efectos adversos. Por otro lado, otra de las ventajas más destacables de la implementación de estas directrices es que la adherencia a los tratamientos se ve mejorada si estos son más cortos”, concluye la Dra. Uranga.