Hay personas obesas que están aparentemente sanas: no presentan los indicadores habituales que hacen saltar las alarmas, como la hipertensión, el colesterol o la diabetes.
Sin embargo un equipo científico acaba de constatar que no lo son tanto como puede parecer.
Los investigadores comprobaron que estos pacientes tienen un 50% más de probabilidades de sufrir enfermedades de corazón que las personas con un peso normal.
Y también tienen un 7% más de riesgo de sufrir enfermedades cerebrovasculares, que pueden causar problemas con el riego sanguíneo en el cerebro, vinculado a derrames cerebrales y a insuficiencia cardíaca.
Este estudio, de un equipo de la Universidad de Birmingham, examinó los casos de 3,5 millones de pacientes británicos durante 20 años.
Las conclusiones acaban de ser presentadas en el Congreso Europeo de Obesidad y confirman lo que otros estudios más pequeños habían sugerido antes.
Sin embargo otro estudio de 2012 publicado en la revista European Heart Journal sugería que hay excepciones: algunas personas obesas sin problemas metabólicos pueden evitar los elevados riesgos de salud normalmente vinculados a la obesidad cuando tienen los genes favorables.
Según le dijo al diario The Guardian Timothy Gill, del Instituto de Obesidad de Boden, en Australia, siempre va a haber algunas personas que tienen buena salud a pesar de la obesidad, de la misma manera que hay fumadores empedernidos que no tienen cáncer de pulmón.
Otros estudios anteriores sugieren que no solo hay que prestarle atención a la cantidad de grasa sino también a dónde está ese exceso de grasa en el cuerpo.
Dicen que el sobrepeso en la cintura puede ser más dañino para la salud que una distribución regular por todo el cuerpo.
En cualquier caso, el doctor Rishi Caleyachetty, líder del estudio de la Universidad de Bristol, le dijo a la BBC que "la prioridad de los profesionales de la salud debería ser promover y facilitar la pérdida de peso entre las personas obesas, independientemente de la presencia o ausencia de anormalidades metabólicas".
La obesidad se mide normalmente por el Índice de Masa Corporal (IMC), que es una relación de proporción entre el peso y la altura.
Un IMC por encima de 30 indica que hay obesidad, según el sistema de salud pública británico, el NHS.
Los expertos coinciden en que es una medición imperfecta para algunos casos individuales concretos como los de los atletas y la gente que está muy musculosa, porque debido a su densidad muscular pueden tener el mismo IMC que una persona obesa aún teniendo un nivel saludable de grasa corporal.
Pero, con sus imperfecciones, el IMC y los resultados de este estudio son válidos para la población general.