Los fumadores de mayor intensidad tienen más riesgo de padecer las formas más graves de la enfermedad, principalmente las mujeres, así como de asociar comorbilidades asociadas, notar más sus síntomas, como el dolor y tener peor calidad de vida.
El tabaquismo es un factor de riesgo para desarrollar psoriasis y artritis psoriásica y este riesgo es proporcional al consumo acumulado, de modo que las probabilidades de padecer estas patologías aumentan cuanto mayor sea la intensidad del consumo de tabaco y mayor su duración, según una revisión de estudios publicada en Prevención del Tabaquismo, de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), la única publicación en castellano centrada en el tabaquismo.
El hábito tabáquico está relacionado con multitud de efectos nocivos para el organismo. Además de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, una revisión de diversos estudios concluye que fumar puede conducir al desarrollo de diversas enfermedades inflamatorias y autoinmunes como la psoriasis y una de sus complicaciones más frecuentes, la artritis psoriásica, ambas con manifestaciones en la piel y las articulaciones.
“Hemos visto que el tabaco no solo puede facilitar la aparición de la psoriasis y la artritis psoriásica, sino que además puede modificar su evolución, tanto por el efecto nocivo que ejerce sobre la propia actividad de la enfermedad y sus manifestaciones, como porque puede influir en la aparición de comorbilidades que modifiquen la situación clínica”, comenta la doctora Eva Belén de Higes Martínez, firmante del estudio, neumóloga de la Unidad de Neumología del Hospital Universitario Fundación Alcorcón, de Madrid, y miembro del Área de Tabaquismo de Separ.
El riesgo de desarrollar psoriasis se reduce al dejar de fumar y se iguala al de los no fumadores en torno a los 20 años
Los grandes fumadores, que consumen más cigarrillos al día y que han fumado durante más años, tienen más riesgo de padecer las formas más graves de psoriasis, principalmente las mujeres, según varios estudios revisados. En concreto, un estudio epidemiológico, en más de 800 fumadores, encontró que los de mayor consumo tenían el doble de riesgo de sufrir las formas más severas de la enfermedad, respecto a los de menor consumo, lo que se evidenció con puntuaciones por encima de 9,7 según la escala Pasi (Psoriasis Area and Severity Index).
Los fumadores con artritis psoriásica tienen una mayor percepción de los síntomas, entre ellos mayor dolor, mayor grado de incapacidad, medidos por cuestionarios como Health Assessment Questionaire (HAQ) y también peor calidad de vida, según escalas como EuroQol Five-Dimension (EQ-5D). Los pacientes que se encuentran en esta situación necesitan tratamientos biológicos de forma más precoz, aunque su eficacia es menor en estos casos, su adherencia al tratamiento, también menor, y aumenta el riesgo de desarrollar efectos secundarios, según amplios estudios revisados. Así, un multicéntrico, con 11.000 pacientes, sugiere que el tabaquismo es un factor de riesgo independiente para el desarrollo de infecciones importantes en pacientes con psoriasis, sobre todo cuando están tratados con terapias biológicas. Abandono del tabaquismo y tratamiento “Dejar de fumar es fundamental no solo para cambiar el curso de la enfermedad, sino, incluso, para prevenir su aparición.
El riesgo de desarrollar psoriasis se reduce al dejar de fumar y se iguala al de los no fumadores en torno a los 20 años después del abandono, según otro de los estudios revisados que también constata que la gravedad de la psoriasis es menor entre los exfumadores que entre los fumadores activos, también medido con la escala Pasi, que encontró un menor nivel de estrés oxidativo entre los exfumadores. Los pacientes fumadores con psoriasis y artritis psoriásica deben recibir tratamiento farmacológico para el síndrome de abstinencia, ya que su mal control podría producir un estrés oxidativo que podría desencadenar brotes de ambas patologías.
No obstante, los autores del trabajo en Prevención del Tabaquismo precisan que se deben tener en cuenta algunas consideraciones en el uso de los fármacos de primera línea para combatir este síndrome de abstinencia: en primer lugar, los parches de nicotina no estarían indicados inicialmente en estos pacientes porque pueden sufrir efectos irritativos locales, por lo que son preferibles otras formas de Terapia Sustitutiva con Nicotina (TSN); en segundo, en pacientes polimedicados, el bupropión se debe administrar con precaución por sus interacciones farmacológicas asociadas al metabolismo hepático; y, en tercero, la vareniclina también debe administrarse con cautela en pacientes con depresión no controlada, patología frecuentemente asociada a psoriasis y artritis psoriásica.