Gran parte de los problemas de fertilidad están relacionados con fallos en la fase de implantación endometrial. Y es que, una vez que se ha producido la fecundación del óvulo, esta nueva célula debe asentarse correctamente en las paredes del útero para que se produzca el embarazo.
Sin embargo, muchas veces el endometrio no acoge correctamente el embrión, impidiendo su implantación y, por tanto, la consecución del embarazo. Según un estudio de la clínica Ginefiv, hasta el 62% de las causas de fallo en la implantación embrionaria podrían ser identificables gracias a las actuales técnicas diagnósticas.
Como explica la doctora Victoria Verdú, coordinadora de Ginecología de la Clínica Ginefiv, “las últimas investigaciones revelan que una parte de los problemas de receptividad endometrial pueden ser detectados de forma temprana a través de técnicas no invasivas que nos pueden ayudar a adoptar tratamientos para mejorar la optimización endometrial. Además, es importante controlar alguno de los factores que influyen durante esta fase”.
Uno de los factores que influyen directamente en la receptividad embrionaria son aquellos ligados con los hábitos de vida, agentes fácilmente controlables que si no se cuidan pueden ocasionar dificultades en la fertilidad. El consumo de tabaco reduce de manera acelerada el número de folículos y, por tanto, la reserva ovárica de la mujer, además de producir alteraciones hormonales e inhibir la maduración ovocitaria. Por otro lado, el sobrepeso produce serias alteraciones en el sistema endocrino y tanto el hábito de fumar como la obesidad tienen una influencia negativa sobre la estructura cromosómica, favoreciendo la aparición de mutaciones genéticas y abortos de repetición.
Otro aspecto clave que interviene en la receptividad endometrial es el correcto funcionamiento del sistema inmunológico, ya que para lograr el embarazo nuestro cuerpo debe aceptar al nuevo embrión, a pesar de no tener las mismas proteínas y constitución que los tejidos maternos. Problemas como la carencia de vitamina D o disfunciones en el sistema hormonal tiroideo afectan negativamente en el sistema inmune, dificultando el proceso de implantación y aumentando considerablemente la tasa de rechazo al lograr el embarazo.
Por otra parte, las trombofilias son otro posible factor que reduce la capacidad receptiva del endometrio. Los trombos impiden que la sangre fluya correctamente, obstaculizando la proliferación del tejido endometrial y la formación de la placenta. La doctora Verdú señala la posibilidad de prevenirlos, puesto que “gracias a los actuales estudios de coagulación es posible detectar hasta un 87% de las trombofilias y existen numerosos tratamientos que permiten mantenerlas controladas”.
Por tanto, para optimizar la receptividad endometrial es fundamental “mantener un buen estado de salud en general y realizar de forma regular análisis que indiquen los niveles de coagulación y la hormona estimulante del tiroides (TSH), entre otros, ya que así nos podemos tomar medidas para mejorar las tasas de fertilidad”.