El cadáver fue trasladado directamente al tanatorio desde el centro hospitalario en un féretro sellado. Nada más llegar fue introducido en el horno crematorio.
El cadáver ha sido incinerado de acuerdo con el protocolo establecido en estos casos por el Ministerio de Sanidad, a fin de garantizar la seguridad del personal sanitario, funerario y de la ciudadanía.
Dada la alta carga viral que contienen los cadáveres de personas que mueren por ébola, sus cuerpos deben ser incinerados directamente sin que se les practique una autopsia.