Redacción | Miércoles 24 de septiembre de 2014
Sólo el 33% de las marcas de tabaco de liar indican los contenidos de nicotina y alquitrán en el envase.
Los fumadores de tabaco de liar suelen ser personas jóvenes con pocos ingresos, creen que es menos dañino para la salud.
Los actuales precios del tabaco y la crisis económica están provocando que muchos fumadores sustituyan las cajetillas de cigarros convencionales por envases para preparar tabaco de liar. En general, la población tiene la creencia que estos cigarrillos son menos perjudiciales para la salud que el tabaco manufacturado de siempre.
En este sentido, en un estudio realizado "El tabaco de liar", publicado este año en la revista Prevención del Tabaquismo, revela que los fumadores de tabaco de liar presentan concentraciones más altas de monóxido de carbono (CO) en su aire espirado que los fumadores de tabaco manufacturado (27,9 frente a 21,48 ppm), a pesar de que estos últimos consumen un número más alto de cigarrillos diarios (18,5 frente a 27,9 cigarros). "La explicación al principal resultado obtenido en nuestro estudio se debe a que con el tabaco de liar se quema más papel en cada calada", explica el Dr. Carlos Jiménez Ruiz, Director del Programa de Investigación en Tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Los resultados revelan que el consumo de tabaco de liar es más prevalente en hombres, generalmente más jóvenes, con menores recursos económicos, con un menos nivel educacional y que viven en el medio rural. Las conclusiones extraídas de la investigación indican que un 30% de los fumadores de tabaco de liar confiesan que cambiaron al consumo de este tipo de tabaco pensando que era más saludable. El Dr. Jiménez añade, "este tipo de fumadores tienen una mayor dependencia por la nicotina y presentan una menor motivación para abandonar el hábito que los fumadores de cigarrillos convencionales".
Asimismo, el estudio también resalta que los fumadores de este tipo de tabaco tienen un grado más alto de auto-eficacia. Todas estas características aumentan la dificultad de realizar un intento de abandono del tabaco por parte de estos sujetos. A pesar de ello, cabe destacar que en ambos grupos de fumadores se han obtenido unas altas tasas de abstinencia a los seis meses de seguimiento, llegando a cifras superiores al 60% en los que utilizaron el tratamiento farmacológico con vareniclina.
Finalmente, otro dato relevante es que sólo el 33% de las marcas indican los contenidos de nicotina y alquitrán en el paquete del producto. En el caso del monóxido de carbono el etiquetado es nulo. "Es imprescindible que la administración sanitaria extreme la vigilancia para el cumplimiento de la ley por parte de las empresas que comercializan el tabaco de liar y para lograr que la población general reciba la información adecuada sobre la composición del producto que están consumiendo", asegura el Dr. Jiménez Ruiz. "Por nuestra parte, los profesionales sanitarios debemos dedicar los esfuerzos necesarios para la mejora de la información sanitaria sobre este tipo de productos y la difusión de los tratamientos existentes para el tratamiento de esta enfermedad que tanta mortalidad ocasiona", añade.
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