Elsa Bernaldo de Quirós | Domingo 05 de octubre de 2014
Los hábitos condicionan nuestra salud en cualquier etapa de la vida. Nunca es demasiado tarde para hacer cambios saludables en nuestra vida.
Debemos prestar atención al ejercicio que se practica y a la nutrición. En la tercera edad se tiene más posibilidades de padecer problemas de anemia, hipertensión, diabetes, etc. Pero con una alimentación sana y equilibrada se puede prevenir las visitas al médico por los constantes achaques. No hay que desentenderse de las tareas rutinarias como ir a la compra o cocinar; reportará los beneficios propios de una dieta sana, sino que sevirá para ejercitar la mente.
Consejos para gozar de buena salud a cualquier edad:
- Organizar una compra semanalmente, planificando los alimentos que se compraran. Cocinar. Tener que hacer menos cantidad no es excusa ya que se puede congelar varias raciones para los días que no tengas ganas de hacerlo y además, preparar los ingredientes, estar pendiente de los tiempos de cocción, etc, son ejercicios rutinarios que además de entretener, beneficiarán indirectamente.
- Hacer 3 comidas al día, sin olvidarse nunca del desayuno.
- Reducir las calorías de la dieta porque, a medida que se envejece, hay menor actividad física.
- Seguir comiendo de todo: una dentadura débil no es razón suficiente para erradicar de nuestra dieta productos tan esenciales como la carne. La solución puede estar en los purés con todo tipo de ingredientes: verduras, pescado y por supuesto carnes.
- Comer diariamente distintos tipos de cereales; pan, arroz, fideos... un aporte de fibra le ayudará a a mantener un buen funcionamiento intestinal y reducir el riesgo de enfermedades crónicas como las enfermedades del corazón y diabetes tipo 2.
- Carnes blancas mejor que rojas; incorporar semanal carne de pavo o de pollo, siempre sin piel para disminuir la cantidad de grasa. No abuses del café ni por supuesto del alcohol.
- Cuidado con el colesterol. Prescindir de los fritos y en caso de hacerlos, sólo con aceite de oliva.
- Los embutidos, sólo de forma excepcional. Igual con la bollería industrial y la casquería.
- Beber al menos dos litros de agua al día (de 8 a 10 vasos de agua). Aunque se tenga sed, es imprescindible que nos protejamos ante una posible deshidratación. Además, bebe leche, zumos e infusiones que te aportarán una ración extra de nutrientes, proteinas, calcio...
- No a la sal. Sí al sabor. Es importante que los alimentos estén bien condimentados porque comer es un placer a cualquier edad y precisamente a edades avanzadas, en las que es habitual el incómodo consumo de medicamentos, la hora de la comida no puede ser un suplicio más. Añadiendo especias como el tomillo, el romero o el laurel, daremos sabor a nuestros platos a la vez que prevenimos la hipertensión.
- Verduras, legumbres, hortalizas y pescado deben tener un papel esencial en la dieta diaria.
- Los lácteos son nuestro mejor aliado contra la osteoporosis. Leche, quesos, yogurt... Si son desnatados, mejor.
- Consultar aL médico o dietista ante cualquier duda, especialmente antes de tomar ningún complemento multivitamínico y al dentista sobre el cuidado y limpieza de tu dentadura y encías.
- Comer con otras personas de vez en cuando para hacerlo más agradable. Pon un mantel bonito, prueba una nueva receta...
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