Elsa Bernaldo de Quirós | Miércoles 22 de octubre de 2014
Los expertos recomiendan que, además de la vacuna antigripal, se administre también la vacuna antineumocócica trecevalente a los adultos de 65 o más años de edad
Durante los meses de otoño e invierno, la elevada incidencia de la gripe entre la población adulta (1.450 casos por 100.000 habitantes) la convierte en la enfermedad protagonista en las consultas médicas de Atención Primaria. Sin embargo, aunque este virus supone un importante problema para la salud pública, los expertos recuerdan que también existen otras patologías más desconocidas y peligrosas que, sin ser estacionales, registran igualmente picos de incidencia en este período del año.
“Por su elevada tasa de letalidad, no podemos olvidar la trascendencia que tiene la enfermedad neumocócica ya que, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), triplica la tasa de letalidad de la gripe y es la patología prevenible por vacunación que más muertes genera en el mundo”, explica la doctora Esther Redondo, coordinadora del Grupo de Actividades Preventivas de SEMERGEN.
Por ello, los especialistas destacan la importancia de administrar la vacuna antineumocócica conjugada trecevalente al mismo tiempo que la de la gripe. “La campaña de vacunación contra la gripe plantea el escenario perfecto para protegerse contra el neumococo. Mucha gente desconoce la virulencia de la enfermedad neumocócica y que, de hecho, pueden vacunarse frente a ella al mismo tiempo que la de la gripe”, señala el doctor José Miguel Rodríguez González-Moro, neumólogo del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
Y es que, a pesar de las evidencias clínicas, los datos demuestran que las coberturas de vacunación antigripal y antineumocócica distan mucho de alcanzar los niveles de inmunización deseables entre la población adulta. “Las estadísticas del Ministerio de Sanidad reflejan una cobertura de vacunación antigripal para mayores de 65 años del 56% la temporada pasada 2013-2014, lo que supone un descenso del 0,6% respecto a la temporada anterior”, destaca la doctora Esther Redondo.
En el caso de la enfermedad neumocócica, causada por la bacteria del neumococo (S. pneumoniae) y cuya tasa de letalidad triplica a la de la gripe, la estadística resulta todavía peor. “Los datos de vacunación antineumocócica en la Unión Europea indican que ésta ronda el 10% entre la población adulta”, puntualiza la doctora Redondo.
Tanto la vacunación antineumocócica como la antigripal están recomendadas en adultos sanos a partir de los 65 años de edad, debido a que el riesgo de contraer ambas patologías aumenta a medida que lo hace la edad del individuo. Esta recomendación se torna fundamental, sobre todo en el caso del neumococo, cuando éste se manifiesta como enfermedad neumocócica invasiva (ENI). “Cuando hablamos de ENI, es decir, cuando hay presencia de la bacteria en sangre, la tasa de fallecimientos entre las personas de más de 65 años puede llegar al 30% en este grupo de población”, ilustra el doctor Rodríguez.
Pero, además de la edad, se ha descrito que la concurrencia de determinadas condiciones y patologías concomitantes aumenta el riesgo de padecer enfermedad neumocócica, por lo que la recomendación de vacunación también se hace extensiva a los pacientes encuadrados en alguno de los siguientes grupos de población considerados de riesgo: los pacientes crónicos (renal, hepático, respiratorio, cardiovascular y diabetes), los pacientes infectados por el VIH; aquellos pacientes en espera de trasplante y trasplantados de órgano sólido y/o progenitores hematopoyéticos; y los pacientes bajo terapia quimioterápica.
Profesionales médicos de AP y enfermería, fundamentales a la hora de concienciar .
Los mitos en torno la eficacia de las vacunas, el temor a los efectos secundarios o incluso el desconocimiento entre los pacientes inmunocompetentes e inmunodeprimidos sobre la necesidad de inmunización, son algunas de las principales causas que llevan a los pacientes a no vacunarse. En este sentido, la acción de los profesionales de Atención Primaria resulta de vital importancia para reforzar la confianza y la seguridad en las vacunas.
“Desde el grupo de trabajo de Actividades Preventivas de SEMERGEN se recuerda la obligación de los médicos de informar a los pacientes sobre todas las vacunas existentes, sean de calendario o no”, aclara la doctora Redondo. También sobre su eficacia, su seguridad y sobre sus efectos secundarios, ya que como remarca la especialista en vacunas de SEMERGEN, “solo con una actitud de recomendación proactiva conseguiremos que los pacientes se vacunen y queden correctamente protegidos”.
Prevención con la vacuna conjugada trecevalente
La enfermedad neumocócica constituye una causa importante de morbilidad y mortalidad, lo que da lugar a una elevada carga, en términos de salud y económicos, tanto para el paciente como para la sociedad. Especialmente si tenemos en cuenta que cualquier episodio motivado por esta patología puede desembocar en una hospitalización prolongada y en una importante utilización y gasto de los servicios de salud.
En este sentido, los profesionales médicos valoran la vacunación con la vacuna conjugada trecevalente como la mejor estrategia para frenar el impacto socioeconómico del neumococo. Y es que, a diferencia de la polisacárida, la vacuna conjugada trecevalente es la que ofrece una mejor protección frente a los serotipos más comunes de S pneumoniae en nuestro país. Además, no presenta necesidad de revacunación.
"La vacuna conjugada trecevalente, a diferencia de la polisacárida, actúa frente a la colonización y produce una respuesta de anticuerpos mucho más rápida y que genera memoria inmunitaria. Esto supone un gran avance, ya que los anticuerpos de la vacuna conjugada no tienen que pasar por todas las fases de reconocimiento del antígeno, evitando así que se puedan producir las complicaciones asociadas a esta patología” concluye el doctor Rodríguez.
Inforpress
Noticias relacionadas