Elsa Bernaldo de Quirós | Domingo 02 de noviembre de 2014
La tercera edad es una época de la vida llena de interés y de oportunidades.
Podemos realizar infinidad de actividades de forma más tranquila y minuciosa, que durante nuestra vida laboral han estado vetadas debido a las prisas y ajetreos de nuestra civilización.
Es necesario prepararse para la jubilación, bien sea del trabajo o de la responsabilidad de madre de una familia. Un comienzo adecuada en esta etapa de madurez, puede facilitar extraordinariamente la realización plena en la misma.
Todo ser humano tiene que asumir los cambios que se van sucediendo no sólo en el organismo, sino también en el entorno, a lo largo de la vida de cada uno.
Si queremos lograr que nuestra vida sea una verdadera realidad y no un atontarse en la reproducción de unos estilos de vida apresurados y asfixiantes, debemos tener presentes algunas normas de vida mínimas, sencillas y eficaces.
Seleccionar y potenciar aquellas cosas que tienen sentido para uno y dedicarles el tiempo y atención necesarios, se imponen en primer lugar. No se trata únicamente de huir de la ociosidad y ocupar el rato, sino de dar contenido a lo que hagamos.
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