Elsa Bernaldo de Quirós | Miércoles 12 de noviembre de 2014
Un consumo excesivo puede producir problemas a nuestro organismo.
Mazapanes, turrones, polvorones, roscones, son una tentación para perder los sentidos, pero un consumo excesivo puede producir problemas para nuestro organismo.
El turron: los griegos preparaban una masa compuesta por frutos secos y miel, servía a los deportistas como producto energético para participar en las olimpiadas. Los árabes fueron
los primeros en introducirlos en nuestro país. El hecho de que solo podamos encontrarlos en estas fechas se debe a que los jijonencos aprovechaban los meses más fríos, octubre, noviembre y diciembre, cuando se paraba la agricultura, para elaborarlos y después venderlos, formando parte así de la tradición de las fiestas navideñas.
Encuanto a las calorías, según la BEDCA (Base de Datos Española de Composición de Alimentos) cien gramos (aproximadamente media tableta) de turrón duro tipo Alicante nos aporta 486 calorías, siendo una porción (25 gramos) 121 calorías. Para hacernos una ídea, la misma cantidad de bacon, aporta 292 calorías frente a las casi 500 del turrón.
Mantecados y polvorones: nacen a mediados del siglo XVI en Estepa (Sevilla, Andalucía) para aprovechar los excedentes de los cereales y de la manteca de cerdo, materias primas de estos dulces. Incorporando también, frutos secos como la almendra, nueces.... La diferencia entre ambos es su forma y que los polvorones se utiliza azúcar en polvo (de ahí su nombre).
Cien gramos nos aportan 462 calorías; con lo cual podemos calcular que dos piezas (40 gramos) equivalen aproximadamente a 185 calorías, lo mismo que un donut de chocolate.
Los mazapanes: este producto tienen un sinfín de nacionalidades atribuidas como ellos. Desde Italia, pasando por Grecia, los países árabes y España. Según la historia más cercana, surgieron en el convento de San Clemente (Toledo) cuando había una terrible hambruna por la batalla de Navas de Tolosa. Las monjas decidieron dar de comer a los más necesitados con un producto, que en ausencia de cereales, llevaba azúcar y almendras. En la actualidad, todavía podéis adquirirlos en este lugar y certificar esta historia. Ahora, en su composición también se utiliza clara de huevo, agua, ralladura de limón, canela, frutos secos....
Tienen fama no solo por su sabor dulzón, por sus figurillas, de animales y otros motívos que hacen las delicias de los más pequeños. Algunas de sus variedades más consumidas son el famoso Pan de Cádiz o los pastelitos de gloria.
Una figurita de mazapán aporta en torno a las 150 calorías, lo mismo que una magdalena.
Alfajores: su origen andaluz, realizado a base de una pasta de almendras, nueces y miel (también suelen incluir piñones y canela en polvo, anís…), es habitual encontrar este dulce en las casas andaluzas y murcianas en fechas navideñas. Aunque también en algunas zonas castellanas encontramos variantes reconocidas de este dulce, donde en algunos casos es más conocido como alajú.
Una pieza de unos 50 gramos aporta aproximadamente entre 150 y 200 calorías, en función del relleno con el que esté hecho. Una buena bomba, sin duda.
El roscón de Reyes: es el dulce por excelencia del día seis de enero, su origen también es incierto, pero se dice que en el Imperio Romano, durante las fiestas en honor al dios Saturno, se escondía un haba en algún lugar de la casa y el esclavo que la encontrase se ganaría la libertad durante los días que duraba el festejo. Otra historia que intenta explicar sus inicios es que deriva de unas tortas redondas que se hacían con higos, dátiles y miel y que escondían un haba seca, el que la encontrase, era proclamado “rey por un día”. Durante la Edad Media, su uso se cristianizó, en donde el haba simbolizaba al niño Jesús.
Este bollo hecho de huevos, harina, azúcar, leche, agua de azahar, mantequilla y levadura, decorado por frutas escarchadas, azúcar o frutos secos y, a veces, relleno de nata o trufa, es una delicia para grandes y pequeños.
De los productos navideños es el que tiene menos calóricos (108 calorías por ración, equivalentes a dos onzas de chocolate) su consumo no debe ser excesivo, quedando relegado al desayuno de la mañana de Reyes y a alguna merienda ocasional.
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