Elsa Bernaldo de Quirós | Viernes 16 de enero de 2015
La grasa marrón es relevante no sólo para la termogénesis, sino que hay evidencia de que también puede afectar al metabolismo y la resistencia a la insulina.
Investigadores de la University of California, Berkeley, en Estados Unidos, han encontrado que la exposición a bajas temperaturas aumenta los niveles de una proteína recién descubierta que es fundamental para la formación de grasa marrón, el tipo de grasa en nuestro cuerpo que genera calor. Con la exposición prolongada al aire frío, la proteína, llamada factor de transcripción Zfp516, también ayuda a generar más grasa blanca, la que almacena el exceso de energía, de forma más similar a la grasa marrón en su capacidad para quemar energía.
Los científicos vieron que los ratones con niveles elevados de la proteína Zfp516 ganaron un 30% menos de peso que los roedores de control cuando se alimentó a ambos grupos con una dieta alta en grasa. Los resultados de este trabajo, que se publican en la revista “Molecular Cell”, arrojan luz sobre un tipo de grasa que ha atraído la atención de los investigadores en los últimos cinco años.
"Conocer las proteínas que regulan la grasa marrón es importante porque la grasa marrón es relevante no sólo para la termogénesis, sino que hay evidencia de que la grasa marrón también puede afectar al metabolismo y la resistencia a la insulina", resalta la investigador principal Hei Sook Sul, profesora de Ciencia de la Nutrición y Toxicología en la University of California, Berkeley. "Si se puede de alguna manera subir los niveles de esta proteína mediante fármacos, obteniendo más grasa marrón, posiblemente, se podría perder más peso, incluso comiendo la misma cantidad de comida", adelanta.
A diferencia de la grasa blanca, que almacena el exceso de energía, la grasa marrón quema energía para mantenernos calientes y recibe su tonalidad gracias a los niveles relativamente altos de la mitocondria, la central eléctrica de la célula. En los seres humanos, se pensaba que la grasa marrón estaba presente sólo en los bebés, pero se han hallado reservas recientemente en los adultos alrededor de áreas tan vitales como el corazón, el cerebro, el cuello y la médula espinal.
Los autores del estudio señalan que debido a que generalmente las personas viven en ambientes con temperaturas controladas, la necesidad de la grasa parda ha disminuido con el tiempo. "Se ha observado que los trabajadores al aire libre en el norte de Finlandia que están expuestos a temperaturas frías tienen una cantidad significativa de grasa marrón en comparación con los de la misma edad que trabajan en el interior, pero en general, el porcentaje de grasa marrón en los adultos es pequeño en comparación con la grasa blanca --detalla Sul--. También sabemos que las personas obesas poseen niveles más bajos de grasa marrón".
El equipo investigador descubrió que la proteína Zfp516 activa un desacoplamiento de la proteína 1 (UCP1), que sólo se encuentra en las mitocondrias de la grasa marrón y que participa en la generación de calor. "La cantidad de UCP1 producida por las células de grasa similares a la marrón será inferior a la de la grasa marrón clásica, pero como el 90% de la grasa en nuestro cuerpo se compone de grasa blanca, encontrar una manera de hacer el tejido más similar a la marrón podría tener un impacto significativo", dice Sul.
Cuando los investigadores desactivan el gen de Zfp516 en embriones de ratón, estos no desarrollaron ningún tipo de grasa marrón, mientras que encontraron que los roedores con niveles más altos de proteína Zfp516 fueron capaces de convertir más tejido graso blanco en grasa como la marrón cuando se exponen al aire frío. Al pasar cuatro horas en una habitación a 4 grados Celsius (39,2 grados Fahrenheit), la temperatura corporal de los ratones con sobreexpresión de la proteína Zfp516 fue, en promedio, 1 grado Celsius (1,8 grados Fahrenheit) superior a un grupo de control de roedores con niveles normales de esta proteína.
"Esa diferencia en la temperatura del cuerpo es enorme para los ratones", destaca el co-autor principal Jon Dempersmier, estudiante de Ciencias de la Nutrición y Toxicología. "La grasa similar a la marrón, el tipo de grasa conseguido a partir de tejido adiposo blanco, es inducible por el frío. La grasa marrón clásica, la clase presente en los bebés y frecuente en los roedores, siempre tiene una tonelada de UCP1 y mitocondrias para realizar la termogénesis".
Los ratones con sobreexpresión de la proteína Zfp516 también subieron menos de peso que sus compañeros de camada normales después de que ambos grupos consumieron una dieta alta en grasas durante cuatro semanas. "Esto sugiere que los ratones transgénicos fueron protegidos de la obesidad que provoca la dieta -subraya Sul--. Esta proteína podría convertirse en un objetivo importante para la investigación sobre el tratamiento y la prevención de la obesidad y las enfermedades relacionadas con la obesidad".
Los autores del estudio destacan que hay un área activa de investigación sobre la relación entre la grasa parda y la diabetes y que los niveles más altos de grasa marrón se asocian con una mayor sensibilidad a la insulina. La resistencia a la insulina conduce a la diabetes tipo 2, por lo que los científicos creen que hay muchos pasos entre el descubrimiento de la proteína en ratones y determinar si puede ser útil en los seres humanos, pero que tener un objetivo claro es un avance importante.
"La grasa parda está activa, empleando las calorías para mantener el cuerpo caliente -apunta Dempersmier--. Quema la grasa y quema la glucosa. Así que la idea es que si podemos aprovechar esto, podemos tratar de usarlo en la terapia para la pérdida de peso y la diabetes".
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