Elsa Bernaldo de Quirós | Domingo 22 de febrero de 2015
Cada minuto de actividad es beneficioso para el corazón de las personas mayores debilitadas
Cada minuto cuenta. Sobre todo en personas mayores con problemas cardiacos y movilidad reducida, según un estudio estadounidense. Cuanto más tiempo se mueven, incluso a baja intensidad, más disminuye su riesgo cardiaco. El estudio se publicó en el “Journal of the American Heart Association”.
Investigadores de la Universidad de Florida (Gainesville) analizaron los datos de 1170 personas de entre 74 y 84 años de edad que tenían limitaciones físicas leves, pero podían caminar 400 metros. Utilizando un acelerómetro, se midió la cantidad y la velocidad de movimiento de los sujetos del estudio.
Los resultados por debajo de 100 recuentos por minuto se consideraron periodos sedentarios, de 100 a 499 recuentos reflejaban una caminata lenta o tareas domésticas ligeras y más de 500 recuentos indicaban una caminata moderada o actividades de intensidad semejante. Usando medidas como la edad, los niveles de colesterol y la presión arterial, los científicos calcularon el riesgo cardiaco de los participantes en un periodo de 10 años.
El estudio mostró que permanecer sentado de 25 a 30 minutos al día se asociaba con un 1 % de aumento del riesgo cardiaco. Las actividades dentro del intervalo de 100 a 499 recuentos por minuto se asociaron con un nivel más alto de HDL, si los afectados no tenían antecedentes de enfermedad cardiaca. De promedio, las actividades físicas con más de 500 recuentos se llevaron a cabo durante un máximo de una hora al día.
En general, se recomienda a los adultos mayores que participen en actividades de mayor intensidad —2000 recuentos o más— para mantenerse sanos. Sin embargo, según los investigadores, esto es poco realista en las personas con movilidad reducida. “Resulta cada vez más evidente, no obstante, animar a las personas a que reduzcan simplemente la cantidad de tiempo que permanecen sedentarias puede tener importantes beneficios cardiovasculares”, afirmó el autor principal del estudio, Thomas W. Buford. Sin embargo, debido al reducido rango de intensidad de este estudio, no fue posible medir qué importancia podría tener la intensidad, según admitió el autor.