La gripe es una enfermedad respiratoria de origen vírico.
Síntomas: fiebre elevada, tos, dolor de cabeza y malestar general. En la mayoría de los casos, la recuperación total se produce en una o dos semanas sin necesidad de recibir tratamiento con fármacos específicos. Sin embargo, en niños muy pequeños, ancianos, personas con enfermedades graves o pacientes con enfermedades respiratorias crónicas, la gripe puede provocar complicaciones severas que requieran actuaciones específicas.
En pacientes respiratorios crónicos, la vacuna antigripal es imprescindible para lograr paliar las posibles complicaciones potencialmente graves que se pueden producir si se adquiere la enfermedad. Cabe resaltar que para seguir las indicaciones adecuadas es fundamental consultar con los facultativos y especialistas habituales. “Los pacientes con EPOC, bronquiectasias, asma o fibrosis quística pueden llegar a presentar complicaciones potencialmente mortales, fundamentalmente neumonías, si desarrollan procesos gripales”, asegura el Dr. Francisco Javier García Pérez, neumólogo y coordinador del Área de Enfermedades Infecciosas y Tuberculosis de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). “Es por ello que la vacunación antigripal, así como la vacunación antineumocócica, constituyen una medida imprescindible en el abordaje terapéutico global de este tipo de pacientes. Además, la vacunación es una medida fácil y segura ya que en la mayoría de los casos no provoca efectos secundarios relevantes”, añade.
En Salud Pública, las campañas de vacunación antigripal resultan una de las estrategias más rentables en relación al coste-beneficio. En España, anualmente mueren entre 2.000 y 3.000 personas a causa de la gripe. “Con una correcta y extensa implementación de la vacuna antigripal entre la población, se podrían impedir hasta el 50% de los fallecimientos provocados por la gripe en España”, afirma el Dr. García Pérez. Y añade que “la eficacia de la vacuna antigripal varía entre los individuos en función de su estado inmunológico. En adultos sanos oscila entre el 70 y el 90% de los casos; en la población infantil su eficacia se sitúa en el 80% de los casos”.
En el abordaje de la gripe resulta fundamental potenciar un abordaje preventivo, dado que los tratamientos antibióticos no son eficaces en la cura de procesos víricos, como es el caso de la gripe. Así pues, la vacunación antigripal y unas correctas prácticas de higiene son medidas clave para evitar el desarrollo de procesos gripales. La vacuna antigripal pretende disminuir esta enfermedad en la comunidad y en aquellas personas más vulnerables a presentar complicaciones potencialmente graves. “Los neumólogos recomendamos la vacunación antigripal, así como la neumocócica, en todos aquellos pacientes con enfermedades respiratorias crónicas ya que es una parte fundamental del tratamiento de cualquier enfermedad que afecte a la salud respiratoria de la población”, concluye el Dr. García Pérez.
Aparte de los pacientes mencionados, los principales grupos que deberían vacunarse son los mayores de 65 años, las mujeres embarazadas, las personas con obesidad mórbida, los pacientes inmunodeprimidos y personas con enfermedades crónicas (cardiovasculares, renales, metabólicas, neuromusculares, hepáticas, etc.). Asimismo, para evitar la transmisión a amplias capas de la población, los residentes en centros con pacientes crónicos, el personal sanitario, los trabajadores de guarderías, colegios o residencias también son colectivos de especial interés en este sentido.
Para la temporada invernal 2016-2017, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que las vacunas trivalentes de la gripe incluyan los componentes de las cepas análogas: “A/California/7/2009 (H1N1) pdm09”, “A/Hong Kong/4801/2014 (H3N2)” y “B/Brisbane/60/2008 (linaje Victoria)”. Asimismo también recomienda que las vacunas tetravalentes, con dos virus de gripe B, contengan las tres cepas anteriores más una similar a “B/Phuket/3073/2013 (linaje Yamagata)”.