Según datos publicados por el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME), en base a los resultados registrados durante el año 2015, la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) es la cuarta causa de muerte en España, manteniendo la misma posición que ocupaba en el año 2010. En España, la EPOC se cobra aproximadamente 18.000 vidas cada año. En el 80-90% de los casos la causa de la EPOC es el tabaquismo, siendo el principal factor de riesgo de esta enfermedad y convirtiéndola en la primera causa de muerte evitable en España. “Del tercio de los españoles que fuman, entre un 35 y un 50% desarrollarán esta enfermedad pulmonar. Actualmente, y según datos extraídos del estudio EPISCAN elaborado por especialistas de SEPAR, se estima que 2.185.764 españoles presentan EPOC de entre los 21,4 millones con edad entre 40 y 80 años. Y ya que el 73% aún no está diagnosticado, puede decirse que más de 1.595.000 españoles aún no saben que padecen esta enfermedad y, por tanto, no reciben ningún tratamiento para su EPOC”, explica el Dr. Ciro Casanova, coordinador del área EPOC de SEPAR (Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica).
La EPOC es una enfermedad fundamentalmente asociada al tabaco que se caracteriza por la dificultad del paso de aire por los bronquios. Este término describe dos enfermedades pulmonares relacionadas: la bronquitis crónica y el enfisema pulmonar. Además de afectar a los pulmones, la EPOC también se asocia a otros problemas de salud, siendo los más frecuentes hipertensión arterial, la cardiopatía isquémica, la insuficiencia cardíaca, la diabetes, la osteoporosis y la ansiedad-depresión.
Acorde con los datos publicados por el IHME, la EPOC se considera la cuarta causa de muerte y la décima en discapacidad en el país. “Debido a la naturaleza crónica de la enfermedad y los síntomas incapacitantes que produce, muchas veces las personas que cuidan a un familiar o un amigo se ven obligados a aceptar grandes responsabilidades físicas, sociales y emocionales, que en muchas ocasiones originan situaciones que desbordan sus capacidades de atención y cuidado por no entender ni saber manejar las secuelas de la enfermedad”, asegura el Dr. Casanova. Al comienzo, es posible que la EPOC no cause síntomas o que estos sean leves. A medida que la enfermedad empeora, los síntomas se agravan.
Estos se suelen confundir con los del envejecimiento natural, sin embargo una simple espirometría realizada por el médico de familia es suficiente para detectar esta enfermedad ante síntomas como la tos, silbidos al respirar, la expectoración y la dificultad para respirar, especialmente durante el ejercicio físico.
La espirometría es la prueba diagnóstica fundamental para detectar la EPOC y para lograr disminuir el elevado infradiagnóstico. “La espirometría es una técnica sanitaria no invasiva. El paciente simplemente debe soplar en la boquilla de un dispositivo que mide la capacidad pulmonar”, explica el Dr. Casanova. “La espirometría contribuye a mejorar el diagnóstico precoz de una forma sencilla, evitar que la enfermedad avance sin control y a proporcionar un tratamiento temprano para mejorar el pronóstico a corto y largo plazo”, añade.
Es necesario remarcar que la EPOC es prevenible y tratable. “La medida más eficaz para prevenirla y frenar su progresión es la deshabituación tabáquica. Además de un adecuado tratamiento farmacológico, mantener un nivel adecuado de actividad física (evitar el sedentarismo); la vacunación antigripal y antineumocócica; y la rehabilitación pulmonar pueden ayudar a mejorar la sensación de falta de aire y evitar agudizaciones –periodos de aumento de síntomas, generalmente de pocos días de duración, que requieren asistencia médica y tratamiento suplementario”, concluye el Dr. Casanova.