En declaraciones a Servimedia, Mª Rosario González Martín, miembro del Observatorio del Juego Infantil y profesora de Estudios Educativos de la Universidad Complutense de Madrid, recalca que “el juego es uno de los puntos claves de salud y de derechos”.
Por ello, en estos días, recomienda a los adultos a que adecúen los juegos, además de a las características del niño y a la edad, a las “necesidades específicas de confinamiento”. Para ello, insta a “sacar toda la creatividad” y “generar algo nuevo” con aquello que se tiene en casa. “Es fundamental que a través del juego se den dinámicas de esperanza e ilusión”, agrega.
Asimismo, como tercer consejo, la profesora llama a poner en valor las necesidades de la familia, involucrando a los niños en la responsabilidad de quedarse en casa, mantener el orden y la limpieza y no molestar a los mayores que tienen que teletrabajar.
A la vez, insta a los niños a que, en la medida de lo posible, sean consciente de los que están fuera, sus familiares y amigos, y los que están trabajando para frenar el virus con gestos como cuando aplauden a las 20 horas, con llamadas y retos con familiares, dibujos y cartas para enfermos y sanitarios, “para que se den cuenta de que van a ser parte del sostén afectivo y alegría para otros”. “Se asume mejor una situación de caos cuando las personas tienen una tarea para solucionarla”, resume.
Pero González insiste en que el tiempo de juego para los niños es ese momento “en el que desaparece todo lo demás, una ventana a la esperanza, a la ilusión, en la que deben notar que ellos son lo fundamental y se sientan muy queridos”.
NO UN CAPRICHO
“El juego es una necesidad en la vida de los niños, no un capricho”, indica a Servimedia Marta Fernández López, psicóloga especializada en infancia y familia que trabaja en labores de pedagogía familiar y de relaciones en un centro de apoyo a la familia del Ayuntamiento de Madrid.
Por su experiencia, sostiene que el juego “ayuda a regular situaciones de estrés”. “En algunas edades el juego tiene que ver mucho con el movimiento, pues, por ejemplo, desde el año y medio hasta los seis los niños necesitan mucho movimiento. Es una necesidad. A los niños no se les ha reconocido este derecho y sí a las mascotas”, lamenta.
Por ello, anima a las familias a “habilitar espacios en casa para moverse”, promover la actividad física para todos. “No es buen momento para apretar tuercas, es momento para casi todo. Ya estamos en bastante estrés. El juego es una oportunidad de vincularse con los niños y que dejemos de ser nosotros quienes digamos lo que hay que hacer”, resalta.
EVASIÓN
“El juego para los niños es una necesidad, el juego les permite evadirse de una situación que para ellos no es nada cómoda, estar metidos en casa, no poder salir, no poder ver a sus amigos. Se meten en un mundo de imaginación que les permite desconectar. Pero además es que el juego es un vehículo de expresión de su estado de ánimo. Uno expresa cosas que no puede expresar fuera del juego, en otro tipo de actividad”, comenta a Servimedia Jesús Alcalá, director del Máster de Profesorado y profesor en Magisterio de FP y profesor de metodología del juego en la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) de Madrid.
“Este momento lo tomaría como una oportunidad, un término muy manido, pero puede ser una oportunidad para estar mucho más cerca de los hijos y compartir esos momentos de juego y realmente conocerlos: qué cosas les gusta, les anima, les hacen sentir mal… y acompañarles en esos momentos”, subraya.
Alcalá reconoce que en estos días “es muy difícil estar todo el tiempo jugando”, por lo que propone a las familias a que jueguen con los menores “pero sin dirigirlos, sino lo que los niños propongan”.
En este punto, este experto aconseja especialmente los juegos que expresan roles y con los que los niños pueden manifestar sus sentimientos: hacer de profesor, de camionero, de panadera, de artista… y evitar los juguetes “estructurados”, aquellos que no dejan posibilidades para jugar.
“Tenemos demasiados juguetes, casi cualquier objeto que anima a jugar es un juguete, los niños juegan con cualquier cosa y juegan sin nada”, concluye el profesor de la UFV.