"La ecografía torácica presenta ventajas importantes respecto a la radiología convencional: es más sensible que la exploración física y la radiografía de tórax y, en algunos casos, que el TAC de tórax, para detectar la afectación pulmonar, sobre todo en fases iniciales, lo cual puede ayudarnos en el diagnóstico y cribaje de los pacientes", resume el coordinador del Grupo de Trabajo de Ecografía Clínica de SEMI, Luis Matías Beltrán.
Por otro lado, la ecografía "no solo puede ayudar a evaluar la afectación pulmonar en pacientes con infección por SARS-CoV-2 sino que también es útil para ajustar e individualizar el tratamiento, así como para valorar otras complicaciones asociadas a esta enfermedad como son la afectación cardíaca y los eventos tromboembólicos venosos", indica el doctor Yale Tung, vocal de comunicación del Grupo de Ecografía Clínica de la SEMI.
Precisamente, un estudio del doctor Tung puso de manifiesto que la ecografía pulmonar en pacientes con COVID-19 detectó todos los casos de afectación pulmonar objetivada en el TAC como prueba de referencia, mientras que la radiología simple de tórax no detectaba un 70 por ciento de los casos.
Dada la disponibilidad de ecógrafos portátiles (de bolsillo), la ecografía es aplicable en el punto de atención al paciente, sea cual sea: hospital, domicilio, puntos de realización de las PCR, etc. Además, su pequeño tamaño y la sencillez estructural de los equipos de bolsillo hace que sea sencillo asegurar su limpieza y desinfección, evitando los contagios cruzados a otros pacientes y al personal sanitario. También presenta ventajas frente a otras pruebas. Dada la seguridad del uso de los ultrasonidos, es la técnica ideal para utilizar en poblaciones sensibles (gestantes, jóvenes y pacientes pediátricos) así como en el seguimiento de los pacientes, sobre todo en la fase de convalecencia y post-COVID-19.