La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud sexual como "un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad; lo cual no es solamente la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad. Para que la salud sexual se logre y se mantenga, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y ejercidos a plenitud".
Se quiere concienciar y sensibilizar a la población sobre la necesidad de adquirir y mantener hábitos sexuales saludables y, para ello, es fundamental una educación continua en prevención y valores: respetar los derechos sexuales y reproductivos, evitar enfermedades de transmisión sexual (ETS) y embarazos no deseados, acabar con la violencia de género y el acoso en el ámbito laboral o educativo, erradicar los estigmas sociales en torno a la sexualidad o terminar con los tabúes que aún existen en temas sexuales es responsabilidad de todos familia, sistema educativo, responsables políticos y medios de comunicación y redes sociales-.
En este sentido, se hace imprescindible poner el foco en las ETS, como el VIH, el Virus del Papiloma Humano, los herpes genitales o la hepatitis B y C, ya que, en España, desde 2013, se ha producido un incremento medio anual del 26% de estas enfermedades, según los datos del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III.
La detección precoz de estas patologías es vital para evitar complicaciones graves a largo plazo y cortar la cadena de transmisión, pero la prevención debe ser el objetivo prioritario, por ello se aboga por una educación sexual que permita a la población tomar conciencia del riesgo de este tipo de enfermedades y adoptar las medidas de prevención necesarias para evitar su contagio, como el uso de preservativos. Pero también por una educación que garantice la vida sexual libre y respetuosa con todas las personas.
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