El mosquito tigre, originario del sudeste asiático, es una especie invasora en España que, además de provocar molestias por las picaduras de las hembras, es capaz de transmitir diversos patógenos que afectan a los seres humanos, entre ellos el virus del dengue. Un equipo científico de la Universidad de Granada, la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) y el Bioparc Fuengirola ha estudiado las dinámicas de las poblaciones de este mosquito invasor en las provincias de Granada y Málaga. El estudio, publicado en la revista Scientific Reports, respalda la evidencia de la presencia de poblaciones estables de mosquito tigre a lo largo de gran parte del año en estas provincias y ayuda a determinar los factores que influyen en las capturas de especies de mosquitos.
La distribución del mosquito tigre ha aumentado de manera notable a nivel global en las últimas décadas. Se considera una de las cien especies invasoras más dañinas del planeta debido a su capacidad de adaptarse y colonizar nuevas áreas, así como de propagar distintos virus. En España, fue detectado por primera vez en Barcelona en 2004, pero pronto se fue estableciendo en otras provincias. Una de las zonas de reciente colonización es el sur peninsular.
Para llevar a cabo este estudio, se realizaron muestreos de las poblaciones de mosquito tigre en cinco localidades de las provincias de Granada y Málaga, con distintos niveles de urbanización. Se confirmó la presencia de este mosquito en todas las localidades muestreadas, si bien, especies como el mosquito común (Culex pipiens), mostraron una mayor abundancia en esta región. Además, se detectaron individuos activos de mosquito tigre desde mayo hasta noviembre, lo que constata su presencia a lo largo de gran parte del año.
En el trabajo se encontraron diferencias entre las distintas localidades muestreadas, lo que sugiere que las condiciones ambientales locales son determinantes en la cantidad de mosquitos presentes en estos entornos. Una de ellas es, por ejemplo, la existencia de zonas con mayor o menor disponibilidad de acumulaciones de agua, las cuales posibilitan la cría de esta especie. “Aunque nuestro diseño no estaba optimizado para identificar diferencias entre tipologías de hábitat, sí que pudimos observar que las mayores capturas se correspondieron con la zona urbana de la provincia de Málaga, mientras que la zona menos urbana de Granada fue donde capturamos una menor abundancia de mosquitos invasores”, explica Mario Garrido, investigador de la Universidad de Granada.
El tipo de trampa utilizado también condicionó el número de mosquitos capturados. Se halló una mayoría de ejemplares hembra, las cuales, al ser el único sexo hematófago, es decir, que se alimenta de sangre, son las que pueden transmitir los patógenos. El mosquito tigre se alimenta con alta frecuencia de la sangre de personas, no obstante, ocasionalmente puede alimentarse de la sangre de otros animales, incluyendo otros mamíferos y aves.
“Este estudio es el primero en identificar las dinámicas poblacionales a lo largo del año en Andalucía, lo que supone una primera aproximación para conocer la importancia de esta especie en el entorno y poder trazar estrategias de gestión,” explica Josué Martínez de la Puente, investigador del CSIC en la Estación Biológica de Doñana. “Evitar las acumulaciones de aguas en los platos de las macetas, por ejemplo, es una buena iniciativa para evitar la creación de zonas de cría para estos mosquitos”.