El tratamiento de la fiebre en los adultos no es igual que en los niños. Se considera que una persona tiene fiebre a toda la elevación de la temperatura del cuerpo por encima de los 38ºC; la temperatura normal de el cuerpo es de alrededor de 36,5 hasta los 37ºC. Pero una elevación de la temperatura entre los 37 y 38ºC, no se puede considerar verdadera fiebre y se denomina febricula, que esta es cuando es persistente o recurrente. No obstante, este síntoma se debe tener en cuenta y merece ser consultado por un médico. En cuanto a las causas más frecuentes de la fiebre nos encontramos con la existencia de alguna infección, que puede ser desde un simple resfriado hasta una pulmonía. Sin embargo, la intensidad de la fiebre no siempre causa relación con la gravedad de la infección. Dentro de la infecciones más frecuentes que causan la fiebre encontramos las respiratorias, que pueden ser de las vías altas (nariz, garganta, faringe, fosas nasales) o de las partes bajas (como bronquios y pulmones); las primeras pueden causar rinitis, resfriado, sinusitis y faringitis, que pueden dar fiebres altas y ser molestas aunque son leves, se curan bien con vapor de agua, acompañado de antibiótico, si es indicado por un médico. En cuanto a las vías bajas suelen necesitar tratamiento antibiótico con más frecuencia. Otra de las causas más frecuentes de fiebre son las infecciones de orina, que pueden afectar sólo a la vejiga urinaria o a la uretra. Éstas son más superficiales, por lo que la fiebre suele ser escasa, o pueden afectar al riñón. En este caso hay una fiebre alta y un claro dolor de riñones. Las infecciones intestinales también suelen causar fiebre, como el ejercicio excesivo y la exposición al sol intenso. En este caso es importante refrescar la piel y colocarse inmediatamente a la sombra.
Si (
No(
