En este encuentro, se debatirá sobre las novedades en el área de la alergia, una enfermedad que supera los 150 millones de afectados en Europa, lo que la convierte en la enfermedad crónica más frecuente.
Los estudios que se presentarán, algunos de ellos actualmente inéditos, cubren distintos aspectos relacionados con la alergia: desde manifestaciones alérgicas como el asma y la alergia alimentaria, hasta formas de tratamiento, como la inmunoterapia, y especialidades, como la dermatología o la pediatría.
Paso importante en el tratamiento de la alergia alimentaria
Entre ellos, un estudio realizado en el Centro de Biotecnología y Genómica de Plantas de la Universidad Politécnica de Madrid (España), ha analizado la capacidad de un alérgeno alimentario de melocotón para cruzar la barrera intestinal. Esto ayudaría a explicar su gran capacidad alergénica y su rápida difusión a través del cuerpo, ya que la absorción intestinal de proteínas de los alimentos puede desencadenar reacciones alérgicas.
Concretamente, se estudió la interacción de la proteína Pru p 3, el principal alérgeno del melocotón, con el epitelio intestinal, analizando la cinética de transporte y de las respuestas celulares que desencadena. Se escogió esta proteína porque se considera un prototipo de la familia de alérgenos conocidos como LTPs (Lipid Transfer Proteins) muy extendidos en el reino vegetal (frutas, hortalizas, cereales, frutos secos, pólenes).
“Los resultados obtenidos representan un paso hacia la clarificación de la importancia de Pru p 3 como sensibilizador. El seguimiento que se ha realizado de esta proteína nos lleva a un mejor entendimiento de la manera en que se desencadenan las alergias alimentarias, lo que puede facilitar el desarrollo de tratamientos específicos para las mismas”, declara Cristina Gómez Casado, principal autora del estudio.
Y es que, en la actualidad, su tratamiento consiste simplemente en evitar su ingesta, una práctica que no resulta eficaz por la posibilidad de reactividad cruzada: es decir, la reacción a alimentos que contengan proteínas de la misma familia.
Prevención temprana del asma
El conocimiento sobre el momento en que se produce el deterioro de la función pulmonar es esencial para prevenir enfermedades respiratorias como el asma, lo que tendría un impacto significativo sobre la salud de la población general y los costes sociales que genera esta patología, cuya prevalencia es del 5%.
Sin embargo, las dificultades prácticas en la medición de la función pulmonar en la edad preescolar limitaban la toma de medidas preventivas hasta el momento. Un estudio realizado sobre 341 niños desde las cuatro semanas de vida hasta los siete años sugiere que los tres primeros años de vida son críticos para la pérdida de la función pulmonar asociada con el asma.
“Lo que distingue a nuestro estudio es que se hizo un seguimiento cercano de los niños desde el nacimiento, con mediciones repetidas de la función pulmonar y el registro de los síntomas. Nuestros datos sugieren que el déficit de la función pulmonar asociada con el asma se desarrolla en los primeros tres años de vida y, por lo tanto, la investigación futura debería centrarse en este período crítico de la vida”, subraya el Profesor Hans Bisgaard, miembro de Copenhagen Prospective Studies on Asthma in Childhood (COPSAC).
Los resultados muestras que los niños con asma a los siete años habían desarrollado una mayor resistencia de la vía aérea antes de los tres años de edad, independiente de la función pulmonar neonatal.
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