Los empleados que trabajaban en horario nocturno envejecen seis veces más de lo normal.
En un reciente estudio realizado durante 10 años concluyó que los cerebros de los empleados que trabajaban horario nocturno habian envejecido seis veces más de lo normal. Aunque en aquellos que dejaron de hacer esos turnos se notaba mejoría.
Los empleados que realizaban turnos en la actualidad o las personas que habían sido con anterioridad empleados por turnos presentaban puntuaciones más bajas en la memoria y velocidad de procesamiento y menor potencia cerebral que los que sólo habían desarrollado trabajos en horas normales de oficina.
Enfermeros, médicos, policías y bomberos, pero también periodistas, transportistas y un sinfín de oficios que trabajan de noche. Un estudio desvela que los horarios antinaturales, los que nos siguen el orden normal de levantarse por la mañana e ir a trabajar, luego por la tarde y terminar un poco antes de cenar, son perjudiciales para el cerebro y su desarrollo.
Un nuevo estudio ha revelado que aquellas personas que pasan sus vidas cambiando turnos, y alterando sus rutinas constantemente, pueden desarrollar problemas de salud, y sobre todo relacionadas con la memoria con mayor probabilidad que aquellos que tienen un turno fijo, o no lo cambian muy amenudo.
El trbajo por turnos, con 'jet lag' crónico, lo que se conoce por interrumpir el reloj interno del cuerpo (ritmos circadianos) y que se ha relacionado con una serie de problemas de salud, como úlceras, enfermedad cardiovascular, síndrome metabólico y algunos tipos de cáncer, puede estar también vinculado con alteraciones de la función cerebral, según un nuevo estudio.
Hasta el momento, sabíamos poco sobre el potencial impacto de este tipo de empleos en la función del cerebro, como la memoria y la velocidad de procesamiento. Por ello, los investigadores de proyecto han analizado las capacidades cognitivas de más de 3.000 personas que trabajaban en una amplia gama de sectores o que se habían retirado, en tres momentos: 1996, 2001 y 2006.
Algo menos de la mitad (1.484) de la muestra, que se sacó de las listas de pacientes de tres médicos de salud ocupacional en tres regiones diferentes del sur de Francia, que trabajaron por turnos durante al menos 50 días al año.
Los participantes tenían 32, 42, 52 y 62 años en el momento de la primera serie de pruebas, que tenía por objeto evaluar la memoria a largo y corto plazo; la velocidad de procesamiento; y las capacidades cognitivas (globales) en general. En total, 1.197 personas fueron estudiadas en los tres puntos de tiempo.
Alrededor de uno de cada cinco de los ocupados (el 18,5%) y una proporción similar de los que se habían retirado (17,9%) habían trabajado en un modelo de turnos entre mañanas, tardes y noches.
En el primer grupo analizado se observó si las horas de trabajo anormales se asociaron con una disminución de las capacidades cognitivas.
Los datos del estudio, publicados en 'Occupational and Environmental Medicine', mostraron que los trabajadores por turnos en la actualidad o las personas que habían sido anteriormente empleados por turnos presentaban puntuaciones más bajas en la memoria y velocidad de procesamiento y menor potencia cerebral que los que sólo habían desarrollado trabajos en horas normales de oficina.
La segunda serie de análisis examinó el impacto de trabajar en un modelo de rotación y se vio que, en comparación con aquellos que nunca habían trabajado en este sistema, los que sí trabajan bajo este modelo o lo habían hecho durante diez años o más poseían menor memoria cognitiva y puntuaciones globales.