Si bien el verano es una de las épocas del año más esperadas y conlleva cientos de beneficios -como las vacaciones, la playa, el calor, etcétera-, para algunas personas también tiene implicaciones negativas.
Debilidad, fatiga, dolor de cabeza, falta de apetito, insomnio o calambres son algunos de los efectos negativos que las altas temperaturas pueden tener sobre nuestra salud y que afectan especialmente a la población infantil y a las personas mayores.
El síndrome de ojo seco empeora en verano por el uso y abuso de los aires acondicionados al tratarse, entre otras causas, de un factor ambiental que provoca la evaporación de la lágrima del ojo. Se estima que 5 millones de españoles se ve afectado por esta irregularidad que hace que el ojo produzca una cantidad insuficiente de lágrimas.
1 de cada 5 usuarios reconoce no protegerse adecuadamente de los rayos solares. Las gastroenteritis, otitis, infecciones de orina y otras patologías también son muy frecuentes.
Los minutos que siguen al accidente pueden ser vitales para la víctima. Por ello tenemos que actuar con orden y serenidad para que la atención al accidentado sea lo más correcta posible. Cruz Roja cuenta para ello con un esquema de actuación, la conducta P.A.S. (Proteger, Avisar y Socorrer)...
Una adecuada hidratación en verano no sólo es necesaria para para mantener un correcto equilibrio hídrico, es decir, compensar las pérdidas y satisfacer las necesidades de agua para que el organismo funcione correctamente, sino también para reducir la formación de cálculos en el riñón o litiasis urinaria. Una patología que supone el tercer motivo de consulta en Urología y cuya incidencia aumenta durante el periodo estival.