Ha llegado el momento de descansar, relajarse y disfrutar de las vacaciones, pero siempre cuidando nuestra salud, ”Puede que el paciente se ‘olvide’ de la artritis, pero la artritis no se va a olvidar de él”. Así de rotundo se muestra el Dr. Fred Antón Pagés, reumatólogo del Complejo Asistencial de Palencia, cuando le preguntamos sobre las “vacaciones terapéuticas” (suspensión del tratamiento durante la época estival) que se toman algunas de las personas, por iniciativa propia, cuando realmente deben seguir un tratamiento farmacológico de por vida (en la mayoría de los casos) por padecer una enfermedad crónica, como son la artritis reumatoide, la artritis psoriásica, la artritis idiopática juvenil o la espondiloartritis. Con el fin de evitar cualquier contratiempo y ayudar a estas personas a que disfruten de esta época del año, la Coordinadora Nacional de Artritis, ConArtritis, en el marco de su campaña “Activo frente a la artritis, mes a mes”, da ciertas pautas para pasar unas vacaciones a la medida del estado de salud y necesidades de cada uno.
Momento para disfrutar y descansar
Por lo general, solemos asociar las vacaciones con el descanso, pero no siempre es así. Los más aventureros e inquietos aprovechan estos días para realizar actividades que requieren un mayor esfuerzo físico, lo que puede repercutir en su salud. No se debe tener miedo a llevar a cabo planes diferentes a los habituales, pero como indica el Dr. Antón, “Se debe aplicar el sentido común. Es cierto que muchos de los tratamientos para la artritis permiten llevar una vida ‘normal’ realizando actividades habituales (físicas, intelectuales o laborales), y ejercicio aeróbico suave, entre otras”, pero a esto hay que hacer un inciso, “se tiene que tener en cuenta que la artritis no se comporta igual, ni deja las mismas secuelas o lesiones a todas las personas que la padecen; por ello, es importante que cada uno se informe del estado de su enfermedad, de las lesiones y secuelas secundarias a la artritis, y comentarlas con su reumatólogo antes de iniciar nuevas actividades físicas”.
Sea cual sea el plan vacacional de la persona que padece artritis, es importante que fije como algo prioritario poder descansar adecuadamente, ya que, como indica el Dr. Antón, su influencia es tremendamente relevante en las artritis. Se tiene que tener en cuenta que “la sensación de fatiga, ya de por sí asociada a muchas de las enfermedades articulares inflamatorias crónicas, como es la artritis, se agrava si la persona realiza sobreesfuerzos y no descansa; mientras que no podemos olvidar que la percepción del dolor muchas veces empeora por estados de estrés, ánimo bajo o falta de descanso adecuado”.
Situaciones a evitar
Como se ha mencionado, a no ser que el reumatólogo así lo haya indicado, la persona con artritis no debe de dejar de seguir su tratamiento farmacológico durante sus vacaciones porque “la suspensión del tratamiento puede traer, como consecuencia inmediata, la aparición de un brote de la enfermedad y la necesidad de asociar tratamientos que posiblemente ya no estuviera tomando el paciente, con la intención de controlar dicho brote” advierte el doctor, a lo que añade “evidentemente esto traería consigo un empeoramiento sintomático que implicaría consultas más frecuentes y nuevos ajustes terapéuticos, hasta lograr el adecuado control de la enfermedad”. Por tanto, las personas con artritis deben viajar con su medicación, y seguir la rutina de tomas y horarios que ha mantenido el resto del año.
De la misma forma, los pacientes tampoco deben dar de lado los hábitos saludables que aplican en su día a día, como es la no ingesta de bebidas alcohólicas, pero que en verano se suelen pasar por alto atraídos por las terrazas y chiringuitos de la playa. “El alcohol, en general, se debe evitar con los tratamientos habituales para la artritis por la posibilidad de toxicidad hepática que, aunque en muchos casos es reversible, puede llegar a ser crónica y con repercusiones claras sobre la calidad de vida del paciente”, explica el reumatólogo. Sin embargo, esta recomendación puede generar otro problema, en este caso psicológico, porque la persona puede percibirla como un empeoramiento de su calidad de vida; para evitarlo, el Dr. Fred
destaca la importancia de que se establezca una buena comunicación médico-paciente, “es necesaria una comunicación fluida y, por supuesto, dejando claros los riesgos y beneficios de conductas algo más permisivas para evitar esa percepción negativa”.