A menudo los padres y cuidadores detectan anomalíasen la forma de caminar y apoyar de los niños que pueden pasar inadvertidas en las revisiones periódicas de atención primaria. Para mantener un buen estado y evolución de la salud podológica de los pies de los más pequeños, el Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos recomienda una visita anual al podólogo, sobre todo antes de empezar el curso escolar, a todos los niños con edades comprendidas entre los cuatro y los cinco años, cuando se puede apreciar cómo se constituye el pie, siempre que no exista ningún tipo de alteración manifiesta.
Según el presidente del Colexio de Podólogos de Galicia, Borja Pérez, el podólogo está entrenado para comprender el significado de esas advertencias tan comunes: “El niño es patoso”, “no le gusta jugar”, “camina con los pies hacia dentro”, “desgasta mucho el zapato”, “va de puntillas”… En las consultas, los podólogos tienen todos los instrumentos para diagnosticar y comprobar si esos signos o síntomas son alarmantes o forman parte del desarrollo.
La mayoría de las patologías se resuelven o mejoran su pronóstico con un tratamiento precoz, ya que un 70% de los adultos padecen algún tipo de problema en sus pies e incluso se originan problemas de salud en tobillos, rodillas, caderas y espalda. Explica que estas alteraciones pueden tener su origen en una patología de los pies que se puede tratar durante el crecimiento evitando problemas en la edad adulta. El podólogo es el experto en biomecánica que diagnostica y trata los problemas derivados del pie.
5 signos que deben alertar
Las 10 enfermedades más frecuentes del niño