Marikena era una apasionada de la velocidad. De hecho, formaba parte de un equipo de Moto GP. Fue en la esquina de su casa, apenas a 20 km/h y cuando conducía su novio, cuando tuvo el fatal accidente.
La joven quedó en coma, y en el mismo hospital su familia se enteró de que estaba embarazada. Meses después, y por cesárea, nació Vasty, que pesó 2,4 kilos y se encuentra en la actualidad en perfecto estado.
Tras ocho meses hospitalizada, un día cualquiera despertó y recibió el alta al poco tiempo. Tan bien se encontraba que llegó a su casa caminando. “Pasaba 22 horas al día masajeándola”, asegura su madre, a la que los médicos le habían llegado a decir que nunca despertaría.
Casi tres años después, Marikena se encuentra totalmente recuperada. Cuenta además que le propusieron abortar, y ella se negó: “Que sea Dios quien disponga”. Hoy Vasty es para su abuela “una prueba de que los milagros existen”.
“Vasty sabe que su mamá es especial y tienen un trato especial, duermen juntas, a veces se pelean por celos, son dos niñas. Pero la conexión que tienen es única. Son dos luchadoras que se aferraron a la vida”.