En España, más de 50.000 personas padecen esta enfermedad. Además, un 46,5% de los pacientes con esclerosis múltiple afirma que la pandemia les ha generado deterioro en su calidad de vida.
Este viernes 18 de diciembre se conmemora el Día Nacional de la Esclerosis Múltiple, una enfermedad neurológica crónica y degenerativa, caracterizada porque el sistema inmunitario ataca erróneamente a la mielina (la capa que recubre las fibras nerviosas) produciendo lesiones en el sistema nervioso central. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), en España, más de 50.000 personas padecen esta enfermedad.
“Los síntomas de la esclerosis múltiple son muy variables, ya que dependen enormemente de la zona que se haya visto afectada por este proceso de desmielinización. En todo caso, hormigueos, adormecimiento o debilidad de algún miembro del cuerpo, pérdida de agudeza visual, inestabilidad, dolor, fatiga o rigidez muscular, suele ser los síntomas más habituales en estos pacientes”, explica el Dr. Miguel Ángel Llaneza, Coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Desmielinizantes de la Sociedad Española de Neurología. “Además, en aproximadamente el 75% de los casos, la enfermedad se caracteriza por la aparición recurrente de brotes que pueden provocar síntomas nuevos o agravar los que ya tenía el paciente. Con el paso del tiempo, y sobre todo en el caso de que no se inicie un tratamiento modificador de la enfermedad, estas formas recurrentes y remitentes pueden transformarse en progresivas, aunque también hay un pequeño porcentaje de casos en los que la enfermedad se manifiesta como progresiva desde su inicio”.
Dado el carácter crónico de esta enfermedad, es común que los pacientes con esclerosis múltiple desarrollen otras comorbilidades siendo las más frecuentes los trastornos de ansiedad y depresión (22% y 24%, respectivamente). Un estudio que se acaba de presentar en la Reunión Anual de la SEN, realizado en Cataluña entre más de 5.500 pacientes, señala que las personas con esclerosis múltiple no solo tienen más riesgo de desarrollar comorbilidades psiquiátricas, sino también otras enfermedades como ictus o epilepsia y que éstas pueden retrasar el diagnóstico de la propia esclerosis múltiple, incrementar la tasa de brotes y aumentar la discapacidad que desarrollan los enfermos.
Además, aproximadamente el 50% de los pacientes con esclerosis múltiple desarrollan deterioro cognitivo. Otro estudio, también ha presentado hace unos días en la Reunión Anual de la SEN, apunta a que los pacientes con esclerosis múltiple presentan deterioro cognitivo después de los 5 primeros años de evolución de la enfermedad, y que éste afecta de forma más temprana a la memoria, y posteriormente, a la atención y velocidad de procesamiento de la información.
La esclerosis múltiple es, por lo tanto, una enfermedad que provoca discapacidad física y cognitiva y cuyos primeros síntomas suelen comenzar a manifestarse cuando los pacientes, fundamentalmente mujeres, rondan los 20-30 años, siendo así la primera causa de discapacidad no traumática en los jóvenes españoles.
No obstante, también existen casos de esclerosis múltiple pediátrica (el 5% de los pacientes que sufren esclerosis múltiple debutan antes de los 18 años) o de esclerosis múltiple de comienzo tardío, con inicio posterior a los 50 años, aún menos frecuentes. En todo caso, y según varios estudios epidemiológicos realizados en diferentes países, la incidencia y la prevalencia de la esclerosis múltiple está viéndose incrementada en las últimas décadas, siendo este aumento aún más significativo entre las mujeres y en las formas que cursan en brotes.
Cada año se diagnostican unos 2.000 nuevos casos de esclerosis múltiple en España, lo que nos convierte en un país con una incidencia media-alta. Y también somos un área geográfica con una prevalencia media-alta respecto al número de pacientes que actualmente padecen esta enfermedad. Gracias a los avances que se están realizando en el tratamiento de la esclerosis múltiple, la esperanza de vida de los pacientes ha aumentado y se considera que prácticamente se está equiparando a la de la población general. “En todo caso sigue siendo necesario realizar progresos en el proceso diagnóstico, que actualmente requiere una media de dos años desde el inicio de los primeros síntomas, en el tratamiento de las formas progresivas y en el manejo de la discapacidad que esta enfermedad produce ya que sabemos que, tras varios años de evolución de la enfermedad, más del 50% de los pacientes tienen una afectación importante que les limita su calidad de vida” señala el Dr. Miguel Ángel Llaneza.
Esclerosis múltiple y COVID-19
“Puesto que la esclerosis múltiple es una enfermedad que afecta al sistema inmune y los tratamientos para tratar esta enfermedad son inmunomoduladores e inmunosupresores, al inicio de la pandemia COVID-19 tuvimos mucha incertidumbre sobre cómo ésta iba a afectar a los pacientes y sobre si tendríamos que suspender o retrasar algunos de los tratamientos porque, al menos teóricamente, el estado de inmunosupresión podría considerarse un factor que incrementaría el riesgo de infección por el SARS-CoV-2 y de desarrollo de complicaciones una vez producida la infección”, apunta el Dr. Miguel Ángel Llaneza. “Afortunadamente son varios los estudios que se han presentado en la última Reunión Anual de la SEN que indican que, habiendo seguido la mayoría de los pacientes con sus tratamientos habituales, han presentado una incidencia y evolución de infección COVID-19 similar a los de la población general”.
En todo caso, la COVID-19 sí ha afectado a la calidad de vida de los pacientes con esclerosis múltiple. Así lo muestran dos estudios realizados al respecto -uno con pacientes de Andalucía y otro con pacientes de Galicia- que también se han presentado en la Reunión Anual de la SEN, aunque las consecuencias a medio-largo plazo de este impacto también deberán valorarse prospectivamente.
Según estos estudios, un 46,5% de los pacientes con esclerosis múltiple afirma que la pandemia ha generado un deterioro en su calidad de vida; un 24% y 19%, respectivamente, han empeorado su estado de ánimo y la fatiga; un 68% notificaron cambios en su dieta y un 62% en la actividad física diaria y, del total de pacientes con hábitos tóxicos previos, casi un 16% aumentó su frecuencia de consumo durante el estado de alarma; además, casi un 31% dejó de realizar algunos de los controles analíticos que tenía programados o de acudir a consultas médicas.
Asimismo, es necesario señalar que la afectación de la calidad de vida durante la cuarentena en pacientes con esclerosis múltiple se debió principalmente a la aparición de problemas motores, principalmente desequilibrio, torpeza deambulatoria o incremento del tiempo necesario para realizar actividades cotidianas, así como al desarrollo de estados de depresión y ansiedad. Y el deterioro de la calidad de vida se ha hecho más evidente en aquellos pacientes que previamente tenían un mayor grado de discapacidad.