Hay que extremar precauciones por la naturaleza activa de los niños y jóvenes, para evitar la transmisión del SARS-CoV-2 en los centros educativos y que no se conviertan en un nuevo foco de contagio. Con 17 normas distintas, se quiere poner de relieve la importancia de que el regreso de los alumnos se haga con total garantía.
Con el objetivo de dar las recomendaciones sanitarias más acertadas e intentar reducir el riesgo de contagio, la Asociación Nacional e Internacional de Enfermería Escolar (AMECE) y la Asociación Científica Española de Enfermería y Salud Escolar (ACEESE), junto al Instituto Español de Investigación Enfermera y el CGE, han lanzado el Plan estratégico de enfermería escolar para la prevención Covid-19 en los centros educativos y la Guía de recomendaciones para el reinicio de las clases en los centros educativos, respectivamente.
En estos documentos, que se resumen en una infografía y vídeo animado de libre utilización, se deja constancia de aquellas medidas de seguridad que se deberían acatar en todos los centros para poder tener en esta nueva realidad una educación libre de coronavirus.
“El que haya una enfermera en cada colegio de España garantiza que, si se implementan las medidas mínimas de higiene que se reflejan en el Plan Estratégico, se favorecerá que la transmisión del virus se minimice”, resalta Natividad López, presidenta de AMECE, para quien la enfermera escolar es una figura normalizada y legislada en numerosos países, pero no en España, y “aportamos un valor añadido a la comunidad educativa, garantes de salud y autoridades sanitarias”.
Del mismo modo opina Engràcia Soler, presidenta de ACEESE, que considera a la enfermera escolar como “el profesional ideal para dar atención asistencial, asesorar, gestionar, detectar y prevenir cualquier problema de salud que afecta a la población escolar, dando seguridad al profesorado y a los padres”. Esta necesidad se hace todavía más latente con la pandemia, ya que “estos profesionales son los más idóneos para detectar síntomas y signos en los alumnos y personal adulto docente y no docente”.
El inicio del próximo curso debe ser seguro y desde el CGE así se recalca: “No podemos poner en peligro la salud no sólo de los más pequeños, sino de sus familiares o convivientes por no atajar el problema desde el principio y poner las medidas necesarias para ello. Es imprescindible que, desde las autonomías, pero también desde el Gobierno central se pongan todos los mecanismos a funcionar. Nos jugamos muchísimo con esta vuelta a las clases y no se puede dejar nada a la improvisación, ya que afectaría también a la actividad laboral de los padres y por tanto a la economía en general”, resalta Pérez Raya.
"La comunidad educativa tiene que estar preparada para la nueva normalidad y las aulas o la manera de dar las clases también deben adecuarse a ellas. Además, es necesario contemplar situaciones particulares como las escuelas infantiles o las de educación especial. También habrá que fijarse en las características propias de cada edad. Así, no será lo mismo tratar con niños de 0 a 6 años que con adolescentes. La población infantil presenta determinadas características como la imposibilidad de controlar la emisión de secreciones o de adoptar medidas de higiene personal que pueden facilitar el contagio. Entre los adolescentes de 12 a 18 años nos encontramos con unas características inherentes a su proceso madurativo que les hacen un grupo de especial vigilancia”, reza el plan estratégico.
Conociendo todas estas variables, las enfermeras también apuntan a la necesidad de no olvidar las principales claves para evitar el contagio. Mascarilla, higiene de manos y distancia física son los tres puntos que más hay que recalcar en esta vuelta. Bien es cierto que no en todos los ámbitos será posible llevarlo a cabo, pero en aquellos que no puedan respetarse esas medidas habrá que intentar implementar otras formas de prevención como garantizar y fomentar la ventilación frecuente de las aulas y espacios comunes, aumentar la limpieza de los espacios y objetos.
Junto a todas estas reglas, también debe ponerse en marcha un protocolo de aislamiento y tratamiento a posibles casos positivos, donde la enfermera tendrá un papel primordial. En el caso de detectar síntomas, debe ser el tutor o profesional que establezca el equipo directivo el que acompañe al menor hasta una sala de aislamiento, desde donde la enfermera escolar hará una valoración de estos en un primer chequeo y se avisará a los servicios sanitarios y a sus familiares indicándoles que deben contactar con el centro de salud o donde indique Salud Pública.
"En definitiva, la enfermera escolar, como miembro de la comunidad educativa y personal sanitario cualificado es el profesional idóneo para ser el Coordinador Covid en los centros educativos, será esencial en estos momentos para la planificación de la reapertura de los centros y garantizar (proporcionar) el cuidado de los menores y ofreciendo de manera continua consejo sobre la educación para la salud".
“En la fase previa de apertura del centro educativo, la enfermera escolar debe informar al equipo directivo de todas las consideraciones sanitarias que crea pertinente aplicar en el colegio, según las directrices de Salud Pública, para garantizar la seguridad de los estudiantes y trabajadores, así como las estrategias y mecanismos para la vigilancia y atención de los estudiantes, especialmente los más vulnerables. Además, colaborará en la evaluación de los recursos materiales idóneos con los que debe contar el centro para instaurar las medidas de prevención necesarias y requeridas por las instituciones sanitarias (material de higiene, material de protección de los trabajadores y alumnado, termómetros, etc.) y propondrá medidas sanitarias para la disposición de los espacios”, explica Natividad López.
Asimismo, en el Plan Estratégico se expone que la enfermera también planificará y presentará el protocolo de actuación en el caso de un posible Covid-19, diseñará un registro de las personas vulnerables de la comunidad, será el nexo entre el centro y los servicios asistenciales y se encargará de la promoción de la salud y la prevención mediante la instauración de programas completos de educación para la salud.
"La incertidumbre y una mala gestión de esta vuelta al cole sólo puede suponer un resultado nefasto para el número de contagiados y con ello, un retroceso en el control de la pandemia. Por este motivo, el buen hacer en los próximos meses en los centros educativos pasa, sin ninguna duda, por la implantación definitiva de la enfermera escolar en todos los colegios de España".
Las enfermeras escolares y los centros educativos en general deben tener presente la posibilidad de que el contagio traiga consigo un estigma para aquellos menores que están infectados e incluso para los que ya han pasado la enfermedad. Con el objetivo de evitar esta estigmatización, se hace muy necesaria la educación para la salud que realizan estas profesionales sanitarias.
Concienciar y enseñar a la población escolar es clave en momentos tan difíciles como estos, en los que la información falsa y los bulos llegan de manera frecuente a través de internet o de los propios teléfonos móviles. En el caso de que esos comportamientos persistieran, el colegio debe estar preparado para atajar esta situación y tomar las medidas oportunas.
Fundamental, por todo ello, la información y formación de toda la comunidad educativa, manteniendo actualizadas y difundiendo las distintas normativas que establezcan las autoridades sanitarias y educativas en cada momento.